Carmina y amén
Y ahora toca comentar Carmina y amén, la secuela de Carmina o revienta –comentada aquí- dirigida por Paco León y protagonizada de nuevo por media familia, entre primos, hermanos y –cómo no- su madre. Lo que la película nos cuenta esta vez es cómo Carmina oculta la repentina defunción de su marido con el fin de acceder así a la paga doble que en sólo dos días está a punto de cobrar. Ese es el leit motiv de un argumento en el que se mezclan diversas situaciones cotidianas con personajes como la vecina depresiva que tiene un hijo deficiente o la liberal masajista catalana. Amiguitos, mi impresión es que pasada la sorpresa que supuso la opera prima de León, quizás uno espera la misma frescura de esta –podemos decir- segunda entrega, que no llega al espectador de manera inmediata. Pero creo que es un error buscar en esta segunda parte las mismas sensaciones que nos provocó encontrarnos en pantalla con ese personaje -¿qué es real y qué ficcón?- llamado Carmina Barrios. Dejando de lado eso, podemos despojarnos de ideas preconcebidas y afrontar el disfrute de la obra. En ese sentido, la película va entrandonos poco a poco, pero cuando te ha envuelto la historia, te ves metido de nuevo en un pedacito de vida real con cierto toque de Berlanga y de neorrealismo italiano.
Una Yolanda Ramos en su vis cómica que aquí hace un estupendo e hilarante monólogo que ignoro si salió enterito de la mente de Paco León o está trufado de “morcillas” pero cuyo mayor mérito es que lo expresa con una naturalidad y seriedad imposibles. Hasta Carmina parece que se está aguantando la risa. La escena del entierro me encanta, esa unión de imagen en cámara hiperlenta y música que –si bien parece un pequeño videoclip que estéticamente no encaja quizás en la fotografía del resto de la pelicula- tiene unos resultados tan logrados que se perdona la osadía. Y luego está esa imagen icónica de tres generaciones León-Barrios sobre una moto, con la abuela en ropa interior, es de lo más impactante. Yo hubiese hecho el cartel de la película con esa escena. En Carmina y amén también encontramos guiños a la actualidad, como la conversación entre las ancianas sobre la Reina, Corinna e Iñaki o el trozo dedicado al loro Bárcenas y Carmina preguntándole dónde están los sobres mientras lo mete entre las rejas de la jaula. Y también hay humor, mucho humor, como los amigos que velan al difunto entre lágrimas de risa después de soltar que “últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca”. En resumen, piltrafillas, que con esta película León nos ha vuelto a ofrecer –con la complicidad de su hermana y su madre- otro estupendo pedacito de cine entre el costumbrismo y el surrealismo. Y, o mucho me equivoco o ese final -que no desvelaré- parece indicar que esta es la guinda a este proyecto con pinta de barbacoa familiar en dos partes que el alter ego del televisivo Luisma nos ha regalado. Ahora a esperar el largometraje de madurez de este original realizador sevillano.
La primera, pese al bombo y platillo, me gustó poco (vamos, que no me hizo gracia), así que pasaré de la secuela sin pensármelo. Salud.
ResponderEliminarJajajajaja... para gustos colores.
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