Piltrafillas, este extraño y llamativo vehículo tiene su origen en 1805, en la empresa Perrotin & Bollinger del número 13 de la Rue Poliveau de París, la constructora de carros de caballos más antigua de Francia. En 1900, Nathan Levy y su adolescente hijo Samuel –de hecho, clientes de la marca- la compran y rebautizan como Currus, carro en latín. Así, los Levy construyen carros, coches de caballos, faetones e incluso toneles hasta que en los años 30, Currus ya trabajaba construyendo autocares para Citroën, Panhard, Renault, Berliet, etcétera. Con la ocupación nazi, los Levy están en el punto de mira de los colaboracionistas y deben huír, siendo requisada la empresa por las autoridades alemanas. Tras la liberación, los Levy regresan a París aunque la falta de materias primas obliga a Currus a construir sus chasis con excedentes de los Estados Unidos.
Entre finales de los 40 y principios de los 50, Currus realiza interiores de autobuses de lujo y es entonces cuando entran en el equipo directivo de la compañía Samuel e Yvan Levy, nietos del fundador. A partir de entonces, se produce el despegue de la compañía, que se lanza a la producción de carrocerías de poliéster laminado y se convierte en proveedor de las empresas gubernamentales, desde la Policía a la SCNF, siendo uno de sus productos más conocidos la transformación de la Citroën HY –conocida popularmente como nariz de cerdo-, la furgoneta francesa por excelencia de la que ya os hablé aquí hace unos cuantos años.
Citroën HY Camping Van Currus
Pues bien, es en esa época cuando el touroperador Groupe Cityrama le encarga a Currus un autobús de dos pisos dedicado al transporte de turistas. Currus no duda en utilizar el potente chasis U55 de Citroën y el resultado es un futurista U55 Cityrama Currus, autocar de formas redondeadas, totalmente acristalado –lo que ofrecía unas vistas inmejorables del exterior a sus pasajeros- y con un techo que permitía que en épocas de buen tiempo fuese descubierto el piso superior, claramente precursor a los autobuses urbanos para turistas actuales.
Citroën U55
Amiguitos, ahora quizás nos parezca extraño o retro, pero en los años 50, el U55 Cityrama era casi galáctico, tanto que incluso apareció en varias películas como reclamo exótico. También es cierto que ese morro a lo proa de barco, ese look a vehículo anfibio o ese extraño cuerno que no sé a qué venía le aportan un toque de excentricidad que –en mi opinión- le afea, pero no se puede negar que llamaba la atención. En fin, piltrafillas, que aquí tenéis unas cuantas imágenes de este autobús mítico y poco conocido.
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