Comienzo la semana con un mito de la fotografía del siglo XX, la norteamericana Diane Arbus. Nacida en el seno de una familia neoyorquina de origen judío –su apellido de soltera era Nemerov-, a mediados de los años 40 se casa con Allan Arbus iniciando un negocio de fotografía y colaborando para publicaciones como Vogue, Harper’s Bazaar o Glamour. Una década más tarde, Diane deja la fotografía comercial –en realidad odiaba el mundo de la moda- y da inicio a una aproximación mucho más artística de la fotografía, siempre en blanco y negro, escogiendo como modelos a personas marginales, freaks, enanos, transexuales, artistas de circo, prostitutas o cualquiera que estuviese apartado de los cánones de belleza habituales. A pesar de haber recibido algún premio en los años 60, Diane no alcanzó la fama y el reconocimiento internacional hasta después de su muerte –se suicidó en 1971, dos años después de divorciarse-, convirtiéndose en el primer fotógrafo norteamericano en exponer en la prestigiosa Biennale de Venecia.
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