Amigos, hoy os quiero hablar de Permission to land, el álbum de debut de los británicos The Darkness, algo así como la nueva promesa del hard rock ochentero, avanzadilla de la segunda oleada de la NWOBHM... o al menos eso parecía en 2003. Corría el verano de hace ya más de diez años y medio cuando los hermanos Hawkins –Justin, un anodino creador de jingles a las voces, sintetizador y guitarra y Dan a la guitarra y coros- editaban junto al bajista Frankie Poulain y el batería Ed Graham este álbum del que se extrajeron cinco singles y alcanzó la certificación –poca broma- de cuádruple platino en la Gran Bretaña, además de tres Brit Awards y un puesto 36 en la lista Billboard 200.
Su llegada fue un bombazo -no se podía negar-, los seguidores compraban su disco, la prensa especializada los convertía en sus niños mimados y la crítica se deshacía en elogios ante su sonido, una mezcla de clásicos que iban desde los obvios AC/DC –de los también hermanos Young- hasta Def Leppard, pasando por Queen o Thin Lizzy. El éxito de The Darkness era incuestionable, tanto que visitaron Japón y giraron por Europa con Metallica. Incluso –aprovechando el tirón- en Estados Unidos parte de la prensa arropaba a los Supagroup de los hermanos Chris y Benji Lee –otros deudores de Angus y Malcolm- y pretendía convertirlos en sus particulares Darkness. Era el renacer del eighties sound... pero no duró. Y es que, entre la enorme presión de superar ese monstruoso debut –ni con Roy Thomas Baker a los controles lo lograrían-, el abandono de Frankie Poulain y las adicciones de Justin Hawkins, The Darkness fueron perdiendo fuelle. Así, aunque al principio la prensa británica –sobre todo Kerrang!- seguía promocionándoles a lo grande, poco a poco fueron decreciendo las ventas. En la actualidad la banda sigue existiendo oficialmente, aunque desde 2012, cuando telonearon a Lady Gaga –sobran comentarios- no han publicado álbum alguno. Sin embargo una vez fueron muy grandes, y solo por eso The Darkness merecen nuestro respeto.
Grabado en los Chapel studios y los Paul Smith Music studios con Pedro Ferreira en la producción y mezclas -¿de dónde salió este tipo?- y con portada de Arthole sobre fotografías de Patrick Ford, The Darkness editó con Atlantic su álbum de debut conteniendo las siguientes canciones:
Black shuck
Get your hands off my woman
Growing on me
I believe in a thing called love
Love is only a feeling
Givin’ up
Stuck in a rut
Friday night
Love on the rocks with no ice
Holding my own
Black shuck tiene un inicio a lo AC/DC, aunque Justin no tarda en comenzar a cantar una melodía con –al menos para mi- recuerdos a Foreigner. Get your hands off my woman consta de un inicio sleazy garajero aunque con ese falsete forzado -y cargante para algunos- que me recuerda a Focus en su Hocus Pocus, acompañado de ese motherfucker repetido hasta la saciedad en toda la canción, con gran presencia del bajo en un tema machacón y repetitivo que sin embargo invita a saltar como un loco. Con Growing on me The Darkness nos ofecen un tipico tema NWOBHM style que en mi opinión es el mejor de los que llevamos, con un buen solo y algunos coros. I believe in a thing called love es otro gran tema, esta vez con reminiscencias a Thin Lizzy y más abuso de falsete por parte de Justin. La siguiente canción es un medio tiempo con más ración de dobles guitarras, una acústica por ahí, algunos coros por allá y varios solos para adornar, todo muy eighties, incluso parece que finaliza con una mandolina. Givin’ up es otro tema AC/DC style, con un buen solo. Stuck in a rut es quizás la que menos me gusta de todo el álbum, con más sonido heredero del legado de los hermanos Young, con falsetes, grititos e incluso risas histéricas que sirven de preámbulo a Friday night, otro medio tiempo que resulta incluso poppy, con guitarras a lo Thin Lizzy y Justin dedicándonos un ronroneo gatuno entre falsete y falsete, festiva e inolvidable. La fuerza vuelve con Love on the rocks with no ice, que tiene algo de funk metal a lo Extreme al principio –no me lo toméis al pie de la letra, es un atisbo- aunque deriva en riff a lo AC/DC rapidamente, es sin duda uno de esos temas para tocar a dos guitarras moviéndose al unísono -a lo Accept o Judas Priest- y que que también tiene un bonito solo y un final de fin de fiesta perfecto, de esos que uno imagina para terminar conciertos con la banda desapareciendo del escenario. Holding my own pone el final al cedé con una baladita totalmente prescindible que en mi opinión hubiese encajado mucho mejor en el centro del track list.
Y eso es todo por hoy. A modo ilustrativo os acompaño los clips de Black shuck, Get your hands off my woman, Growing on me, I believe in a thing called love, Friday night y Love on the rocks with no ice.
¡Feliz fin de semana!
© King Piltrafilla
Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com
Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com
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