Amigos, hoy os traigo a un músico que no necesita presentación alguna, por su trayectoria musical y porque en un blog con el apellido Sabbath huelgan según qué puntualizaciones. Así es, me estoy refiriendo al mítico John Michael Osbourne -más conocido por el familiar sobrenomebre de Ozzy- y a su No rest for the wicked. Corría el año de nuestro Señor de 1988 cuando el decapitador de palomas que se inició en las drogas colocándose con jarabe para la tos se vio en la tesitura de dar continuidad a dos excelsos álbumes con Jake E. Lee a la guitarra –Bark at the moon y The ultimate sin, lo de Tribute fue para hacer tiempo-, algo que no debía tomarse a la ligera. Así pues, el objetivo era encontrar un guitarrista con carisma –alguien llamado a sustituir a Randy Rhoads en los corazones de Ozzy y sus fans- y talento suficiente para sostener a base de riffs la carrera –siempre en la cuerda floja- del mad man.
Y precisamente ese es uno de los atractivos de un álbum que tiene como principal reclamo el –en aquella época- novedoso estilo del jovencísmo Zakk Wylde, quien por entonces contaba con veintiún añitos y tenía cara de buen zagal. Grabado en los Enterprise studios y los Goodnight L.A. studios, No rest for the wicked contó con la producción de Keith Olsen y Roy Thomas Baker y la participación de los mencionados Ozzy Osbourne y Zakk Wylde a las voces y la guitarra, con Randy Castillo a la batería, Bob Daisley al bajo y John Sinclair a los teclados.
Debo deciros que la presentación del cedé de No rest for the wicked –al menos la edición europea, fabricado en Austria- fue de lo más pobre. En aquella época –el vinilo aún reinaba sobre la Tierra y el cedé no era aún tomado seriamente en consideración, sobre todo entre los heavies- ese soporte se vendía solo como la digitalización de la obra original y venía habitualmente sin serigrafía en el disco y con un libreto sin atractivo ninguno. Lo que sí pasaba de tanto en tanto –una manera de promocionar el soporte de marras- es que la versión CD contaba con algún tema extra, que en el caso de No rest for the wicked fue Hero, cuyo título ni aparecía en la contraportada al tratarse –como os he dicho- de una copia de la edición vinílica y no de un diseño específico. Como sabéis, eso cambiaría con los años... a peor, desde el punto de vista de los amantes del vinilo, entre quienes me incluyo.
Total, que editado por Epic y con portada fotografiada por Bob Carlos Clarke con dirección artística de The leisure process, el listado de canciones de este álbum fue:
Miracle man
Devil’s daughter
Crazy babies
Breakin’ all the rules
Bloodbath in paradise
Fire in the sky
Tattooed dancer
Demon alcohol
Hero
A modo ilustrativo os acompaño el álbum enterito, incluyendo el súper recomendable bonus track Hero. La verdad es que No rest for the wicked me encanta de la primera a la última canción, por lo que me es complicado destacar alguno de los temas que contiene. Sin embargo, si alguno de vosotros es muy joven o vivía en los 80 bajo una losa y aún no lo ha escuchado nunca, si tengo que elegir una única canción para que os hagáis una idea tengo que referirme a Fire in the sky. Ya me comentaréis.
¡Feliz fin de semana!
© King Piltrafilla
Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com
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