Amiguitos, si os nombro al realizador John G. Avildsen, quizás a la mayoría no os diga nada y supongo que a algunos cinéfilos os vendrán a la cabeza títulos como Rocky, The karate kid o la injustamente infravalorada La fórmula. Sin embargo, antes de todas estas películas, John rodó cintas como la que hoy os presento, una obra de culto como una catedral aunque no demasiado conocida por el gran público. Me estoy refiriendo a Cry uncle! –una expresión que podría traducirse como ¡Ríndete!-, comedia protagonizada por Allen Garfield en el papel del grasiento detective Jake Masters y producida por Lloyd Kaufman tres años antes de que este crease la célebre Troma Entertainment para dar salida a sus historias frikis de sexo, humor y violencia cutre. La historia comienza con el detective fornicando en un barco –antes de mostrárnoslo, el director ha hecho un barrido por el camarote que nos ha permitido ver un donut al lado de un plátano a medio pelar, muy sutil- hasta que una llamada telefónica le interrumpe. Se trata de su sobrino y secretario, que le anuncia que han sido contratados para resolver un nuevo caso. Masters debe encontrarse en el aeropuerto de LaGuardia con una misteriosa pelirroja, pero por culpa de una equivocación acaba retenido por la policía. Sin embargo, el error se subsana y una tal Cora Merrill le lleva ante el excéntrico millonario Jason Dominic, a quien están chantajeando con hacer pública una grabación pornográfica en la que retoza con tres chicas. El magnate contrata a Jake para que investigue quién se encuentra tras la extorsión, y este tendrá que recorrer Nueva York en busca de pistas junto a Cora, en realidad una asesina profesional.
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