Seguramente habréis oído hablar de ellas, las Pussy Riot, un grupo de jóvenes rusas que se autodefinen como colectivo feminista punk y se dedicaban a dar conciertos en los que cantaban temas políticamente provocativos y comprometidos con la situación de muchas mujeres de Rusia –lo de la igualdad de género, allí es un chiste- así como contra la política de Vladimir Putin y, más concretamente, su campaña a la presidencia del país.
Pues bien, no se si recordaréis que hace casi dos años se presentaron en la Catedral de Cristo Salvador en Moscú e hicieron un concierto en el que gritaron consignas contra Putin y contra la Iglesia Ortodoxa. En aquel incidente fueron detenidas Yekaterina Samutsevich –más tarde liberada, ignoramos qué oscura razón lo hizo posible-, Maria Aliojina y Nadesha Tolokónnikova. Las dos últimas fueron encarceladas, acusadas de ofender los sentimientos religiosos de los creyentes ortodoxos.
Pese a –en mi opinión- haber protagonizado un acto de dudoso gusto, lo cierto es que la manera de proceder de la Fiscalía y el autoritarismo poco transparente de Vladimir Putin contribuyeron a crear una corriente de empatía internacional ante las chicas. Pero resulta que ahora, cuando las dos integrantes de Pussy Riot han sido amnistiadas tras pasar en prisión 20 meses, Nadezdha Tolokónnikova y su compañera han anunciado que el colectivo está a punto de iniciar un proyecto para la defensa de los derechos de los presos rusos.
Y así, la jovencita punk gritona y feminista se ha arreglado –la verdad es que es guapa la chica, ya tenéis un comentario machista para echarme en cara si lo deseáis-, se ha pintado las uñas y con el pretexto de poner sobre la mesa las deplorables condiciones de las cárceles rusas, ha montado una ONG sin –aparentemente- recursos ni ayuda financiera. Y yo os pregunto ¿alguien se lo cree? Estoy convencido de que la CIA, oligarcas rusos contrarios a Putin o ambos grupos están detrás de Nadezdha, peón de una sociedad corrupta de quién en un tiempo ni se hablará o –en el mejor de los casos, hay otras alternativas algo cruentas- acabará en las páginas de Vogue o Harper’s Bazaar.
Piltrafillas, время покажет.
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