Piltrafillas, muy poco os voy a contar de la cinta que ahora me ocupa. Y no es porque no me haya gustado –me ha encantado- sino porque se trata de una estupenda muestra de cine de evasión de calidad que me ha hecho pasar un buen rato, está muy bien hecha, pero no tiene demasiada profundidad argumental que digamos. El inicio de 2 Guns está muy bien, a saber. Bobby Beans y Michael Stigman son dos atracadores en tratos con Papi Greco –genial Edward James Olmos-, un narcotraficante mexicano. Cuando les detienen en la frontera de regreso a los Estados Unidos resulta que... ¡caramba!, Bobby no es un delincuente sino un agente encubierto de la DEA. Pero eso no es todo, amiguitos, ya que más tarde nos enteramos de que Stig es en realidad un oficial de la Marina que trabaja para la Inteligencia de la Armada. Lo sé, lo sé, os hubiese gustado descubrirlo a vosotros, pero no os preocupéis porque todo eso se conoce antes de que finalice la primera media hora de metraje de las casi dos que dura la película.
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