Hace unos días, el gran Ángel –redactor de este blog de nombre setentero- me ofreció de nuevo un puesto de colaborador, una especie de columna fija semanal. La verdad es que no me mostré demasiado entusiasta con la idea. El tiempo que invierto en mi propio blog y la colaboración en el que unos cuantos frikis dedicamos a los vinilos me deja bastante exhausto como para marcarme una nueva obligación. Además, nuestra primera y última asociación hasta la fecha fue muy divertida mientras duró pero poco gratificante al final del recorrido debido a incidencias que los dos conocemos y de las que –Ronnie James me libre- sabe que no le echo a él la culpa. Pero uno no sabe decir que no, o le gusta quedar bien... o le gusta más escribir que a un tonto un lápiz. Así que, en la línea de #FFVinilo pero aprovechando que poseo algunos cedés de los que no puedo hablar en el mencionado blog, me he decidido por comentar semanalmente algunos álbumes que tengo en ese formato, alumbrando para la ocasión el obvio hashtag #FFCD. Ya aviso que quizás algún día falte a la cita, pero dado que mi aportación es –por fuerza- del todo desinteresada pecuniariamente, no creo que mi editor me lo tenga en cuenta. Y pensando con qué álbum iniciar esta etapa, después de darle algunas vueltas, he optado por no estrujarme más la sesera y comenzar con el abecedario... aunque al revés. Y es por ello que en esta nueva tanda de colaboraciones que se me ocurre titular King Piltrafilla’s FFCD inauguro mis entradas con... Z.
Amiguitos, Dweezil Zappa es el hijo del malogrado Frank Zappa y –en resumen- un chaval que creció rodeado de estrellas de la música y del Hollywood star system y siguió los pasos de su padre convirtiéndose en un guitarrista excepcional. Además de trabajar en la MTV y codearse con sus ídolos –ha colaborado con Steve Vai, Warren DeMartini, Eddie Van Halen, Zakk Wylde, Kip Winger o Nuno Bettencourt y podéis jugar a verle en el clip de Shot in the dark de Ozzy Osbourne- nunca ha tenido problema para poner en marcha diversos proyectos. Aún así, su carrera ha sido dispar, quizás por su carácter de outsider y por su empeño en tener el control creativo total de sus obras. Yo me compré su My guitar wants to kill your mama (Chrysalis, 1988) –este lo tengo en vinilo, quizás hable de él algun día en el otro blog- y el Confessions (Barking Pumpkin, 1991) por lo que, además de leer sobre él en las revistas musicales que me compraba de joven, ya conocía su dotes como guitarrista. Supongo que por eso también me compré de importación esta edición en digipack de la banda que formó con su hermano Ahmet y a la que denominaron Z.
Grabado en los Joe’s Garage Recording Studios, producido por Dweezil Zappa, compuesto por Dweezil Zappa –excepto algunos temas coescritos con su hermano- y con la ayuda en la dirección musical del gran Mike Keneally, el line up de la banda que grabó este Shampoo horn se componía de Ahmet Zappa a la voz, Dweezil a las guitarras y coros, Scott Thunes al bajo y el mencionado Keneally al piano, coros y guitarras. El puesto de batería fue ocupado, dependiendo de los temas, por Terry Bozzio, Toss Panos, Tal Bergman, Mark Craney, Morgan Agren y Keith Knudsen. Para completar el aporte, os diré que a los coros también se puede encontrar a los miembros de la banda rusa Gorky Park y a la actriz y cantante Beverly d’Angelo, gran amiga de la familia Zappa.
La portada fue obra de un tal Steve Stickler según idea de Dweezil y el logo del grupo fue cosa de su madre, Gail Zappa.
El listado de canciones es:
Singer In The Woods
What went wrong in the real world
Did I Mention It Was Huge?
Jesus Clone
Loser
Kidz Cereal
Mommy
Dreaming
Rubberband
Mountains On The Moon
Lucky Jones
Leviathan
Doomed To Be Together
Bellybutton
Them
Shampoohorn
Como anécdota os diré que tras editar en Europa el álbum –distribuido por Food for thought- y antes de su lanzamiento en los Estados Unidos, Dweezil echó a Scott Thunes –quien había tocado en la banda de Frank y había estado con Dweezil en todos sus proyectos- y lo reemplazó por un tal Bryan Beller, con el que grabó dos temas nuevos que fueron a parar a la edición norteamericana de Shampoo horn en substitución de otros tantos de la obra original. Hay que decir que al año siguiente, Mike Keneally –otro miembro de la banda de Frank que había ayudado a Dweezil desde sus inicios- también abandonó a los hermanos. Y no solo eso, Beller se fue con él. Cosas de la personalidad egocéntrica del joven Dweezil.
Total, que nos encontramos ante un álbum complejo, cargado de virtuosismo, con cantidad de arreglos y cierto regusto al sonido Frank Zappa aunque mucho más accesible y –podríamos decir- metalero. Eso es porque los gustos musicales de Dweezil estaban mucho más cerca de Ozzy o Ratt que de The mothers of invention. Sin embargo, la labor de Thunes y Keneally fue determinante en el resultado final de esta obra, un álbum que os recomiendo sin duda.
Acompaño los clips de Shampoohorn y la que para mi es una de las canciones más pegadizas del álbum, Loser.
Como bonus track, adjunto el primer single que Dweezil grabó a los trece años, un My mother is a space cadet producido ni más ni menos que por Edward Van Halen.
Feliz fin de semana.
© King Piltrafilla
Entrada publicada el viernes 04.10.13 en zeppelinrockon.com
Suena aun hoy agradable al oído exigente... pero, ni en su momento ni ahora despertaron en mi el más mínimo interés que no sea el conocimiento y respeto.
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