El miércoles pasado salí a la calle dispuesto a dar un paseo bajo el sol. Se trataba de una salida multipropósito. Por un lado, el mero hecho de salir de casa -al abrigo del aire acondicionado- y hacer un poco de ejercicio aeróbico andando por la ciudad en lugar del camino habitual de cama al sofá y del sofá al ordenador. Por otra parte, se trataba de compartir un rato con mi hija –ya sabéis como son los adolescentes- demasiado acostumbrada a vivir en su mundo, es decir, encerrada en su habitación. En eso –lagrimilla- ha salido a su padre. Por último, el tercer objetivo era tomar unas cuantas instantáneas de la serie Paseítos, una serie que como sabéis los habituales del blog se nutre de diversas imágenes que capto en las calles de Barcelona y que está próxima a finalizar porque creo que ya no me quedan barrios a los que ir con la cámara en ristre. En resumen piltrafillas, que fueron dos horas de risas a 29ºC y 83% de humedad en las que, además de reforzar el vínculo paterno-filial, hice unas cuantas fotografías con el fin de ilustrar esta nueva entrada. Aquí está el resultado.
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