Piltrafillas, es de común conocimiento que las vacaciones de verano se prestan al descanso, al solaz, al dolce far niente... vamos, lo que vendría a ser tocarse los huevos. Y de todos es sabido que uno de los exponentes de ese estado de ánimo es la siesta post-sobremesa, ese momento en el que gracias a un opíparo almuerzo, el alcohol ingerido a lo largo y/o tras el mismo o gracias a elementos ajenos que ayuden a ello, nos vemos atacados por una modorra a la que no nos podemos resistir. Y viene todo este preámbulo a colación porque os quiero hablar ahora de una película titulada Gallowwalkers. El argumento nos cuenta la venganza de Aman, el hijo de una antigua prostituta metida a monja de la orden de San Diablo, quien debe perseguir a todos cuantos ha matado porque un hechizo ha provocado que aquellos regresen a la ¿vida? convirtiéndose en sanguinarios muertos vivientes. Amiguitos, el panorama no podia ser más desalentador. Dirigida por Andrew Goth, Gallowwalkers es una pelicula tan mala –según la práctica totalidad de críticas y opiniones que he leído- que nadie la queria estrenar pese a estar finalizada desde 2009.
Sin embargo, soy de la opinión de que se trata de un caso más ligado al miedo a la promocion negativa que a la poca calidad del producto, que también, porque, sinceramente, la película ciertamente es de serie Z... pero no más que muchas otras que se han estrenado a bombo y platillo con ánimo de engatusar a los espectadores. Y es que la pasada primavera, después de pasar mas de dos años en prision por evasión de impuestos, Wesley Snipes –su protagonista- fue puesto en libertad. Visto eso, lo más seguro es que hasta ahora nadie quisiera poner en las pantallas una cinta y que el dia del estreno su actor principal no pudiese posar ante los fotógrafos por estar entre rejas. ¿Y qué es lo que encontramos en esta cinta? Pues desierto, graznidos de cuervo, sangre, hachas, pistoleros con labios cosidos, más sangre, calor, silencios, primeros planos, cabezas arrancadas, disparos, tomas de exasperante lentitud, guión básico y un aspecto de cómic surrealista que recuerda a un crossover entre Blade, las cintas de Jodorowsky y las aventuras del Teniente Blueberry. Incluso tenemos a unos personajes de pelo blanco que bien podrían ser los protagonistas de El pueblo de los malditos con más años y una especie de momia crucificada que parece uno de los últimos diseños que Derek Riggs hizo para el Eddie de los Maiden. Las interpretaciones son patéticas, el maquillaje penoso –hay pelucas que parece que vayan a caerse de la cabeza de los protagonistas de lo mal puestas que están- y el resultado final en general es pobre. Aún así, tampoco es tan mala. Quiero decir, que he visto cosas muchísimo peores. Así pues, si acabáis de comer, no tenéis un buen libro a mano y en el exterior hace más de 30ºC, Gallowwalkers es una opción tan buena como el Tour de Francia para hacer la siesta en el sofá que os comentaba al principio. Y ¿quién sabe?, a lo mejor sois tan frikis que os atrapa su hechizo y la disfrutáis y todo.
Al menos tengo la oportunidad de hablaros de esta belleza llamada Tanit Phoenix, que -si obviamos su generoso escote- no aporta absolutamente nada a la película, pero que alegra la vista.
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