Me despido por hoy del séptimo arte con Party 7, una cinta japonesa a la que hacía tiempo que le seguía la pista. Escrita y dirigida por un tal Katsuhito Ishii, la propuesta es surrealista –o sea, rarita- y original a más no poder. Tras una introducción en la que ya vemos que no estamos ante una película demasiado normal, unos violentos títulos de crédito en dibujos animados nos presentan a los siete personajes principales que dan título a la cinta: Miki, Sonoda, Todohira, Wakagashira, Kana, Okita... y el Capitán Banana, todos ellos seres de lo más friki que se encontrarán en una habitación de hotel y compartirán argumento con otros secundarios de lo más friki, como ese recepcionista obsesionado con que un día cayó mierda del cielo sobre un lugar a pocos minutos en coche del lugar. Tenemos a Okita, un voyeur desde la más tierna infancia, cuando su tía Maki se exhibía ante él, un joven al que han detenido tantas veces que se esconde en los conductos de ventilación del hotel que su padre construyó. Un día da con la habitación secreta del Capitán Banana, un oscuro tipo disfrazado como un superhéroe, una especie de otaku hikikimori, una tortuga ninja humana rodeada de pantallas de un circuito cerrado de televisión, otro voyeur que desde la impunidad de esa cámara acorazada lleva años observando con cámaras la vida del hotel, espiando a trabajadores y huéspedes, un paraíso para Okita quien cae rápidamente rendido ante la figura del Capitán.
o_O
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