Amiguitos, como ya os comenté, ayer domingo tuve reunión familiar en el Monasterio de Montserrat. Se trata de mi novena visita a ese lugar desde que falleciese mi suegro ya que sus cenizas fueron esparcidas desde el precipicio de la cruz de Sant Miquel, un ritual no autorizado pero tolerado que infinidad de familias llevan a cabo en estas montañas de gran importancia identitaria, religiosa, esotérica, geológica o púramente paisajística para gran parte de los catalanes. Tras los de mi suegro, los restos de una de mis cuñadas también se difuminaron en el aire del mismo lugar por lo que año tras año, en compañía de la familia de mi esposa, nos trasladamos juntos para visitar la cruz y pasar unas horas todos juntos –que es de lo que se trata- recordando a los que no están entre nosotros. La cita tiene plena justificación y no hay nada más que decir. Sin embargo, en el aspecto meramente documental, el visitar cada año el mismo lugar tiene por contra que ya no quedan sitios nuevos que retratar. Así pues, os acompaño unas cuantas fotografías de los alrededores del monasterio que vienen a sumarse a las de años anteriores y en las que intento captar instantáneas algo alejadas de las típicas imágenes turísticas del lugar. Pero se me acaba la inspiración, piltrafillas.
...Pero se me acaba la inspiración, piltrafillas.
ResponderEliminarPues deje de patearnos el higadillo...
Qué ricura es usted.
ResponderEliminarVd. si que sabe alabarme...
ResponderEliminar>:]]