Piltrafillas, para la penúltima tanda de fotografías de la serie os dejo con diversas vistas de la ciudad que recorrí en parte de nuevo haciendo el camino inverso del viernes, aprovechando que había salido el sol y no caían chuzos de punta. En ese aspecto, en la Cuenca Part VI de hoy, destaco las vistas del Puente de San Pablo –esta vez, sin estar azotado por el viento y el agua- y de los rascacielos del barrio de San Martín. Pero si hay algo de lo que os quiero hablar es del apartado gastronómico. Ese día me tomé un aperitivo compuesto de un tercio de Cruzcampo –lo que en Catalunya llamamos mediana- y una tapa de paella de marisco. Luego las raciones de morteruelo y ajoarriero que inmortalizo en esta serie, asi como los zarajos de la foto –me encantaron-, una sopa castellana y un trozo de pierna de cordero al horno con sus patatitas. Vamos, pa reventar. Eso sí, por la noche me zampé un pepito de ternera para hacer de cojín de las dos jarras de cerveza que me trinqué. No os extrañe pues que desde que regresé de Cuenca me encuentre de dieta estricta y salvaje.
Me ha encantado esta serie. Y ya veo que probaste los zarajos (que ya has podido comprobar que también pueden dar asco -como las cabezas-, pero que están de vicio). Lo dicho: me han gustado trucho. (Lo del régimen será una de las pocas cosas que no crea adicción, y mira que es bueno y todo eso, jaja) ;)
ResponderEliminarLos zarajos no me dan asco alguno. A mi me encantan los callos y embutidos varios hechos con vísceras... pero lo de las cabezas, con los ojos y tal, buff
ResponderEliminarMi mujer no pudo con los zarajos.
Los zarajos es cosa de hombres y las cabezas de machotes machotes.
ResponderEliminarUn día tenemos que echar un duelo... a cabezas.
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