Hoy quiero expresar mi gratitud hacia la localidad de Ahus y en especial a Lars Olsson Smith por habernos regalado su aguardiente de trigo. En las pasadas navidades semiaislado en una casa de la subcomarca prepirenaica del Bisaura, recorriendo hayedos, buscando torrentes o alcanzando cimas como la del Puigsacalm, mi apoyo diario no fueron ni la brújula, ni los mapas, ni los opíparos ágapes –que también-, ni la compañía de la familia. No piltrafillas, lo mejor eran los lingotazos de vodka -con limón o a palo seco- que en honor de Yngwie Malmsteen, Madeleine Thérèse av Sverige, Alfred Nobel o Agnetha Fältskog me metía cada noche entre pecho y espalda para poner fin a un día cargado de excesos mientras jugaba la última partida de dominó con mis cuñados. A modo de homenaje, aquí tenéis a la valerosa botella de Absolut comprada en un súpermercado de Ripoll que se vació de vida para alegrar la mía. Rogad por su alma acristalada.
Ha pasado a mejor vida!!! Como de cuida majestad!
ResponderEliminarSí, pero... el 7 de enero tengo que ponerme a dieta rapidamente. Ni alcohol, ni fritos, ni polvorones, ni ná!
ResponderEliminarEnsaladas y cosas a la plancha.
O eso o reviento.
Bueno, el alcohol lo reduciremos paulatinamente, que si no me coge mono.
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