lunes, 10 de diciembre de 2012

Control preventivo de alcoholemia


Sí piltrafillas, este mediodía, después de comer, he cogido el coche para llevar a mi esposa a una parada de autobús ubicada a unos diez minutos de la oficina. Y allí estaban ellos, los agentes de la Guardia Urbana, apostados tras el semáforo, esperando, acechando a los incautos. Uno de ellos ha posado sus ojos en mi automóvil. Hubiese podido evitarle –cinco metros antes de su posición podía haber cogido un desvío a la izquierda y adiós muy buenas. Pero es que si quería dejar a mi mujer en la parada con tiempo suficiente para regresar a la oficina tenía que pasar justo al lado de ellos. Y me han pillado. He puesto cara de contrariedad, bufando y levantando las manos como queriéndoles decir “¿Por qué me ha tocado a mi?”. Pero nada, están entrenados, son inmunes al teatro. 

-Buenas tardes –me han dicho. 
A lo que les he respondido. 
-Hasta ahora. 
-Caballero, detenga el motor y entréguenos su carné de conducir. Este es un control preventivo de alcoholemia. 
Mientras mi mujer me decía que ella se apeaba allí y seguía caminando hasta la parada de autobús, yo me encaraba con el agente impasible número 1. 

-Pero a ver, si hubiese bebido no hubiese pasado por aquí, que se os ve a una hora lejos. 
El tipo, impávido ante mis comentarios, se ha llevado mi carné. En esas que se ha acercado a mi ventanilla el agente número 2 impermeable a mi mirada asesina. 
-Oye, y si veo que llego tarde a la oficina ¿me haréis un justificante? 
Respuesta concisa. 
-No. 
Entonces me ha enseñado un formulario. 
-Caballero, estos son sus derechos en caso de que dé positivo... 
Le corto. 
-No voy a dar positivo, es imposible. 
-Ya, pero de todas maneras yo se lo tengo que leer... 
-No hace falta, ¿dónde tengo que firmar? 
Impasible. 
-¿Así, se da usted por enterado? 
 -Sí, me doy, ¿dónde firmo? 
Total, que firmo. 
El agente número dos se dirige de nuevo al portón trasero abierto de su SEAT Altea y el agente número 1 se me acerca con un aparato de medición y una boquilla envuelta en precinto plástico. 
Saco la boquilla, la meto en el medidor y el agente me dice que sople. 
Soplo. El cabronazo espera que se oiga un pitido y me dice. 
-Caballero, sople de nuevo pero esta vez no deje de hacerlo hasta que yo se lo diga. 
Soplo hasta quedarme sin resuello. Para mi que me ha hecho soplar más de lo necesario para ver si me ahogaba. 
El medidor ha emitido un pitido. 
-0,00. 
-Ya te lo había dicho. 

Entonces me han tenido allí unos segundos, sin mirarme, apuntando nosequé, hasta que de la radio que el agente número 2 llevaba enganchada en el hombro ha salido una voz que ha pronunciado mi nombre. En ese momento, y solo entonces, me han devuelto el carné. 
-Que tenga buenas tardes. 
-Vale, vale. 

He subido la ventanilla, he puesto el intermitente y me he alejado de allí con un acelerón, algo infantil por mi parte pero por lo que no me podían multar. Total, que por conducir bebido no va a ser, pero si por antipatía te pueden quitar puntos, seguro que me han desaparecido unos cuantos.

6 comentarios:

  1. Seguro que ya le han tomado la matrícula y la identificación. Si no se consideraba fichado ya lo está... Bienvenido al estado policial de los recaudadores de Nottingham...

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  2. Seguramente ya estaba fichado... aunque es cierto que con otro automóvil.

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  3. Muy bueno lo de su despedida quemando neumático, yo le hice lo mismo a unos pitufos cabronazos, claro que los de aquí gastan peor leche y me volvieron a parar y a hacerme reconsiderar que me calmase y bla, bla, bla, cuando les dije que no podían retenerme más, que tenía mucha prisa en llegar a casa, que se enfrentaban a una denuncia en toda regla y si el caso merecía que me detuvieran, llamaran a la nacional, no vea la que se termino liando... 4 patrullas de la muni, 3 de la nacional y "pa na", pues me soltaron y salí quemando neumático, después de la identificación (nuevamente) y de decirle el sargento que cuidara de sus chiquitines, mientras le guiñaba un ojo.
    Luego, en comisaria 2 horas y una denuncia.
    NO TE JODE!

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  4. Ja ja ja, ¡usted sí que es un chico malo!

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  5. No se crea.
    A la salida me encontré con la peña pitufa y me pidió un tipo que parecía tener el mando,-a su lado una policía nacional, muy morena, muy bien puesta,que le aseguro se me iban los ojirris y se cosco la muy cabrona- que por favor reconsiderase lo pasado,que fue todo un mal entendido, que retirase la denuncia, que me cargaba el trabajo de sus subordinados y en su nombre y en el del cuerpo me pedía perdón.
    No tuvo que pedírmelo nada mas que una vez, le miré a los ojos, le estreche la mano y me dio las gracias.
    Llegue escoltado a casa y encima a las 5 de la mañana aparqué a la primera, luego, en la calma de mi entonces hogar, la Sra. Carmen -la vieja- me echó un rapapolvos de 3 pares de cojones y tal...

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  6. Creo que gastamos la misma hostia cuando nos paran, jaja.

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