Y después del biopic os quiero hablar de Fire with fire, un thriller que en los USA se estrenó directamente en el mercado del DVD/Blu-Ray y que aún no tiene fecha prevista de llegada a nuestras pantallas. El argumento nos cuenta la historia de Jeremy Coleman, un bombero sin familia que es testigo del asesinato de un tendero y su hijo por parte de un tal David Hagan -un puto nazi psicópata jefe de una organización criminal aria- y dos de sus secuaces. Forzado por el teniente Mike Cella de la policía de Long Beach –que persigue incansablemente a Hagan desde que este asesinase a su compañero y a la mujer de aquel- a testificar en contra del criminal, Jeremy accede al programa de protección de testigos bajo el cuidado de los U.S. Marshals. Sin embargo, cuando su nueva identidad y ubicación quede comprometida, Coleman tendrá que apañárselas solo y pasar al ataque para defender su vida y la de sus seres queridos.
Piltrafillas, os seré sincero. He estado a punto de pasar de Fire with fire. Encontrarme con el nombre de Bruce Willis en el cartel es cierto que me llamó la atención poderosamente, pero estaba convencido de que se trataría de otra de esas colaboraciones del actor cobrando a precio de oro una aparición de pocos segundos en pantalla. Que el protagonista fuese Josh Duhamel, un actor del que lo primero que me viene a la cabeza es el personaje de Lennox en las entregas de Transformers, tampoco ayudaba demasiado. Y la verdad es que los sensuales labios de Rosario Dawson me tienen enamorado, pero no son algo que me haga decidirme por una cinta en particular. Sin embargo, pese a no constar en el cartel, al ver el reparto me he dado cuenta de que el malo de la película era mi admirado Vincent D’Onofrio y ahí sí que lo he tenido claro amiguitos, no me la podía perder. Por suerte creo que he tomado una buena decisión. Y es que resulta que el director de Fire with fire –que no me sonaba de nada- ha resultado ser un aclamado realizador de televisión que ha firmado diversos capítulos de numerosas series de primera fila de la talla de NCIS Los Angeles, Visitantes, Érase una vez, Castle, Nikita o El mentalista. Total, que el resultado es un distraído thriller palomitero, con su dosis justa de acción, interpretaciones más que aceptables y la presencia de D’Onofrio en otro papel de tarado mental –el tío se está empezando a encasillar- y de un comedido Bruce Willis interpretando a un personaje que, por lo menos, tiene más peso y tiempo de pantalla que el Mr. Church de The expendables. Total, que la recomiendo sin duda alguna como perfecto vehículo para pasar un rato ameno.
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