Una serie dura, cruda y bizarra es la que os propongo conocer ahora, obra de Walter Schels, un fotógrafo alemán que a sus más de setenta años está obsesionado –y aterrorizado- con la muerte de tal manera que decidió montar una exposición para la que 24 personas enfermas se prestaron a dejarse fotografíar en vida y tras fallecer para dejar expuestas al público un tipo de imágenes que habitualmente nuestra sociedad oculta, casi una cincuentena de fotografías en las que –pese a las circunstancias tristes de cada uno de los protagonistas- se muestra una visión muy natural de la muerte, ya que tan inherente a la condición humana es esta como la vida misma. Escabroso, interesante, perturbador o innecesario... vosotros juzgáis.
Todo ello aderezado con "marketing" resulta altamente sano para el bolsillo...
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Pues a mí que no venga el Walter ese a proponerme nada que lo mando a donde picó el pollo; pero así.
ResponderEliminarJajajaja
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