Piltrafillas, interesado por la figura de Danny Trejo, un actor al que descubrí a principios de los 90 cuando aportaba su imponente presencia en cintas de acción de calidad variopinta, me ha dado por ver la primera película de las que hoy os quiero hablar, Bad Ass, una historia basada remotamente en un suceso protagonizado por un friki llamado Thomas Bruso. La cinta se inicia con un guión cargado de tópicos: el niño de origen latino, jugador de fútbol en el instituto, que se enrola para luchar en Vietnam y que –tras pasar incluso un tiempo en un campo de prisioneros- regresa a su país herido para ver como su novia no le ha esperado y nadie le ofrece trabajo. Total, que Frank Vega se convierte en vendedor ambulante de perritos –yo creo que al guionista se le pasó por la cabeza que fuese de burritos y tacos pero le debió dar vergüenza ser tan previsible-, ocupación a la que acaba dedicándose durante más de 30 años. Pero un buen día, en el autobús, defiende a un anciano negro de las burlas de un par de cabezas rapadas. Frank, con una edad que pasa de los 60 años, al que no hemos visto aún en un gimnasio sino vendiendo hot dogs –se supone que comiéndolos también- y bebiendo tequila en el sofá ahogando su desesperanza, por el simple hecho de ser veterano del Vietnam –cosa que, como ya hemos visto en muchas películas, aporta una fuerza especial-, les da una paliza a los skinheads y se convierte en un héroe popular gracias a las redes sociales. Con el sobrenombre de Bad Ass, el bueno de Frank aparece en televisión, es vitoreado por los vecinos, respetado por la policía... como la vida misma.
Y eso no es todo, Frank se va a convertir en una especie de Charles Bronson latino capaz de desembarazarse a puñetazos de tipos armados. Y es que –nosotros lo sabemos- el jubilado alcoholizado y tullido es en realidad Machete disfrazado, porque si no es así no se explica. En resumen, que el veterano soldado se cabrea al ver que tras el asesinato de su mejor amigo –negro, por supuesto-, la policía da prioridad a otros casos. Así que se pone sus bermudas, su riñonera al cinto y su gorra y cual vengador Marvel en favor de la justicia, contra el crimen y –cómo no- la corrupción policial, se pone a investigar, que es otra habilidad que al parecer proporciona el haber estado de joven respirando napalm. A partir de ese momento, Machete se traga a Steven Seagal y la cinta –ya bastante inverosímil hasta el momento- se torna en un comic del todo irreal. Sin despeinarse ni acusar la edad –no olvidemos que está cobrando una pensión de incapacidad y que la guerra acabó en el 75- Frank Vega ayuda a las viejecitas, patea culos, echa puertas abajo, esquiva las balas... y enamora a jóvenes madres maltratadas. Entonces piltrafillas uno debe decidir si deja de ver Bad Ass o se sirve un ron y sigue disfrutando de un producto de serie Z –mirad si es malo, que en toda la cinta sólo aparecen dos mujeres con el pecho al aire y se tapan las tetas con las manos para no mostrarlas a cámara- con el carismático Danny Trejo como protagonista sin tomarse en serio nada de lo que aparece en pantalla. Yo he escogido la segunda opción, pero me he tomado –no una, no- dos copas. Para muy muy muy muy fans de Trejo, mientras esperamos el estreno de Machete kills.
Hostia. ¿Éste salía en machete, no?
ResponderEliminarÉste ES MACHETE.
ResponderEliminarAhora a esperar Machete kills, porque la verdad es que esta Bad Ass ha sido decepcionante.
Si ves Recoil en la que también sale Trejo en comparación esta te parecerá Ciudadano Kane.
ResponderEliminarNo sé si será mi mente enferma, pero en el segundo poster (en el que se parece más a Fidel Castro) las sombras y pliegues debajo de la riñonera parecen un rabo.
Saludos,
Ja ja ja ja, pues sí, será su mente enferma... aunque ahora que me fijo.
ResponderEliminarSin embargo, ¿qué hace usted echando el ojo a esa parte del póster?
No sea mal pensado. Mirando las fotos haciendo scroll me ha parecido ver a Danny Trejo con la chorra fuera.
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