Mi primera película del fin de semana ha sido God bless America, una joyita recomendada una vez más por El Cabrero, que nos habla de Frank, un pobre tipo de mediana edad, divorciado, despreciado por su hija, anodino, que pierde su trabajo acusado injustamente de algo que no ha hecho y al que diagnostican una grave enfermedad. Vamos, todo un loser. Pero el bueno de Frankie es un tipo con valores, alguien que está asqueado por la sociedad que le rodea, totalmente falta de esos valores, decadente, llena de miembros dedicados a ocupar su tiempo en hablar de cotilleos de las celebridades del espectáculo, a reírse de los participantes en ridiculizantes realities televisivos o a soñar en participar directamente en estos mostrando al mundo su pobreza intelectual. Así que a la media hora de película, desechado por una sociedad egoísta e inmoral, Frank deja de ser un hombrecillo gris para convertirse en un hombre de acción, pillarse el Camaro del vecino e irse a darle su merecido a una niñata pija que ha visto por televisión antes de suicidarese y abandonar este mundo de mierda. Pero entonces aparecerá Roxy, una adolescente pirada que le convencerá para limpiar el mundo de seres vacíos, mediocres e irrespetuosos con los valores tradicionales. Y sin nada que perder, el maduro Frank y la joven Roxy se convertirán en una especie de extraños Bonnie and Clyde defensores de la moralidad aunque sea a tiros.
Piltrafillas, cargada de referencias a reality shows de la MTV o similares, criticando tanto a las cadenas de televisión que los programan como a los espectadores alelados que los consumen –e incluso a los memos que se prestan a aparecer en ellos-, God bless America es corrosiva y políticamente incorrecta. Para muestra la escena que poco después de dos minutos de metraje os dejará impactados y os dará una idea del tipo de cinta que estáis –si me hacéis caso- a punto de disfrutar. Con un guión afilado y la interpretación más que creíble de Joel Murray –actor televisivo con algunos papeles secundarios en cine que resulta ser hermano de Bill Murray-, esta comedia ácida y violenta con mensaje está más que recomendada desde este espacio. El final es quizás lo que menos me ha gustado.
Me la apunto!
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