Piltrafillas, entre los cientos de comics de finales del siglo pasado que atesoro constan sagas como El Incal o Alef-Thau. Por otra parte, en este espacio ya os he comentado imperdibles cintas como El Topo y Santa Sangre. Por todo ello no vamos ahora a descubrir la compleja personalidad del gran Alejandro Jodorowsky ni negaré que es un artista que me interesa desde el punto de vista estético. Sin embargo, no os miento al decir que degustar sus obras por primera vez acostumbra a provocarme cierto desasosiego. De hecho, hoy os quiero hablar de Fando y Lis, una película que tenía en cartera desde hace meses y que no me decidía a ver. Pero este fin de semana he sucumbido a la llamada surreal de este chileno... y ahora os contaré.
Fando y Lis es una cinta rodada en el glorioso 1967 –si lo sé la veo antes- en México, basada en una obra teatral del inclasificable genio provocador de Fernando Arrabal –sí amiguitos, el del milenarismo- con lo que os podéis imaginar que la película no es precisamente de lectura fácil. Aún así, está llena de imágenes cargadas de poesía, que es una manera elegante de decir que la cinta es de lo más friki que os podéis tirar a la cara.
La historia que Fando y Lis nos cuenta –simplificando mucho- es la de una pareja que, tras la destrucción de la Tierra por la gran guerra final, buscan la ciudad mítica de Tar, la única que no ha sido arrasada y una especie de paraíso en el que reina la armonía. En su camino se cruzarán con algunos grupos de personas, a cual más bizarro, que les acompañarán en diversos momentos de su búsqueda. Deglución de rosas blancas, muñecas sin brazos, cangrejos que arden, gramófonos, pianos en llamas, marionetas, cementerios, ancianas jugando a las cartas junto a un gigoló en calzoncillos, moscas, esqueletos, culebras, travestis, sexo, muerte... en resumen amiguitos, Fando y Lis es surrealismo, simbolismo, está rodada en blanco y negro, cargada de escenas estéticamente brillantes pero que no se sabe muy bien a qué vienen... y en definitiva, es la recomedable unión de Arrabal y Jodorowsky, una película que debéis afrontar –eso sí- preparados psicológicamente pero que en cuanto la disfrutéis seguro que os alegra el espíritu. O puede que no.
Paja mental de Jodorowski con momentos sugerentes, pero de un conjunto inconexo y poco atractivo, o al menos no del todo atractivo. Para mí solo pasable... pero hay verdaderos fans de sus pelis.
ResponderEliminar¿Ha visto alguna más de él?
ResponderEliminarSí, el Topo (otra rarita) quizá es la que más me llamó la atención.
ResponderEliminarAh, y Santa Sangre lo mismo hasta le gusta a su majestad (por ciertas imágenes tipo serie B).
ResponderEliminar¿Cómo que "lo mismo hasta le gusta"?
ResponderEliminarPero... ¿es que no ha leído la entrada con atención?
¿Qué no ha pulsado sobre el enlace a mi anterior entrada dedicada a esa cinta?
¿y a la del Topo?
Ay Señor... que no leemos.
Jaja, te juro que me la leí, pero luego pasé a ver si mi comment tenía respuesta y ya no recordé lo leído (demasiados cosas en la quijotera, jaja).
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