sábado, 9 de junio de 2012

Nos rescatan


No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo... Uno tiene la idea de la figura del banquero –tenemos muchos referentes en nuestro país en los que fijarnos- como alguien con cuentas más que saneadas, a reventar de euros –en muchos casos ocultas en paraísos fiscales-, gente que posee caros automóviles, joyas, que vive en mansiones ubicadas en zonas exclusivas de las ciudades, personas podridas de dinero. Y los grandes accionistas de los bancos son particulares o empresas que se dedican a hacer –entre otras cosas, algunas bastante dudosas éticamente- negocio con nosotros, sangrándonos a los asalariados con nóminas muy alejadas de sus sueldos, prestándonos dinero para pagar como podemos nuestras hipotecas devolviendo el doble o el triple del dinero que nos han dejado. Es decir, que todos se han forrado durante años mientras gente como yo tenía que hacer equilibrios cada mes para poder alimentarse, vestirse, escolarizar a los hijos, pagar la luz, el agua, el transporte, las medicinas... Ahora nos hemos enterado de que mucha de esta gente ha participado de un despiporre generalizado que ha dado al traste con la economía del páis. ¿Y qué ocurre?, que sin que se castigue a nadie por nada, se pide a Europa que nos ayude con unos 100.000 millones de euros, pero no a la ciudadanía que está perdiendo poder adquisitivo y empleos, no, la ayuda será para los bancos, para que no se hundan, para que puedan seguir haciendo negocios a costa de gente como yo. Definitivamente, no lo entiendo, ¡necesito que alguien me lo explique! Mientras, el Gobierno nos trata de imbéciles –podemos tener incultura económica, no lo niego, pero no somos lerdos, pedazo de cabrones-, dice que no se nos rescata, que se nos ayuda y hace ver como si en todo este follón llevase la voz cantante, cuando se ve a las claras que están actuando a toque de silbato. NO LO ENTIENDO. El otro día leí en Twitter una reflexión que, más o menos, expresaba la extrañeza que producía el leer cada día los periódicos y no ver aún a la sociedad en la calle con fusiles en las manos y ayer lo hablaba con un amigo. Nuestros abuelos quizás ya estarían en las barricadas y se están revolviendo en sus tumbas pensando que somos unos pusilánimes sin sangre en las venas, pero es que los tiempos han cambiado. Estamos todos hasta las pelotas –o hasta el coño, que no quiero que me tildéis de machista-, pero nadie quiere arriesgar su familia, su vida o lo poco que tiene. Queremos coche, internet, trabajo, vacaciones... ¿y qué vamos a hacer, montar una revolución cruenta y enviarlo todo al carajo? No, lo que queremos es que los mamarrachos que han provocado todo esto sean los que se vayan al carajo. Pero eso no ocurrirá. Si Bankia se hubiese hundido, yo me hubiese librado de pagar hipoteca. Vamos, yo y un montón de empresas y particulares. ¡Anda que no hubiese reactivado nuestras economías!, hubiese sido como si me hubiesen subido el sueldo. Pero no, Europa va a rescat... perdón, a ayudar económicamente a los bancos. No lo entiendo, no lo entiendo y -¡me cagontó!- sigo sin entenderlo.

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