Amiguitos, como podéis imaginar estoy muy enfadado con el tema de los desmanes de la Banca en este país, el comportamiento de nuestros gobernantes, la corrupción... pero hoy me ha cabreado muchísimo más otra cosa.
El pasado mes de Mayo se cumplieron nueve años del cruel asesinato de la joven madrileña Sandra Palo, cruel por lo despiadado de la manera en que murió, por los sufrimientos que le infligieron sus asesinos... y porque además la chica sufría de discapacidad intelectual, esa palabra aséptica que hace años no nos hubiese privado de definir a Sandra como una deficiente mental. Ahora parece que tal apelativo haga daño, pero lo que realmente mina la moral son los detalles relacionados con el crimen. Esa noche, Sandra Palo regresaba a casa después de haber ido a tomar algo con los compañeros del centro ocupacional al que acudía cuando –mientras esperaba el autobús- fue raptada a punta de cuchillo por cuatro jóvenes con edades entre 14 y 19 años que la llevaron a un descampado y la violaron repetidamente. Cuando se dieron por satisfechos, la golpearon con un palo en la cabeza con el fin de matarla y que no les puediese reconocer. Pero como aún respiraba, decidieron atropellarla con el coche, cosa que repitieron hasta siete veces. La pobre Sandra sobrevivió a tal salvajada, por lo que a los hijos de puta no se les ocurrió otra cosa que comprar un bidón de gasolina, rociarla con ella y prenderle fuego. Más tarde, aún tuvieron entrañas para taparle la cabeza con una bolsa que le graparon al cuello. No me digáis que habéis podido reprimir vuestro odio por esos cabrones aún sin conocer de nada a Sandra, porque yo no he podido. Pues bien piltrafillas, en Junio del mismo año fueron detenidos los autores del asesinato.
Pero ahora me entero de que hoy, nueve años después de aquellos hechos... tres de esos criminales ya están en la calle.
Ramón Santiago y José Ramón Manzano –que contaban con 17 años en ese momento- fueron sentenciados a esos mismos años de internamiento. El primero salió hace un año, después de cumplir sólo ocho de su condena, y el segundo acaba de salir de Navalcarnero. Otro de los condenados, Rafael García –que contaba con 14 años cuando violó, torturó y asesinó a Sandra- salió en libertad tras cuatro años en un centro de internamiento de menores en Carabanchel. En todos esos casos, por ser menores en el momento de cometerse el delito, estas condenas no serán tenidas en cuenta en su vida adulta. Es decir, quedan limpios y sin antecedentes. El único que queda en prisión es Francisco Javier Astorga, que era mayor de edad en 2003 y cumple condena de 64 años.
¿Qué haríais vosotros de encontraros en una situación así amiguitos? Yo creo que me volvería loco de odio, rabia e impotencia. ¿Sería capaz de gastar mis bienes en buscar a esos tres y hacerles las perrerías más grandes que se me ocurriesen? ¿alguien tendría los santos cojones de juzgarme por ello? ¿sería capaz de vivir siendo una sombra del ser humano que soy, incapaz de sentir nada hasta el momento de mi muerte atormentado por el recuerdo de los últimos momentos de mi hija? ¿me quitaría la vida antes? No quiero ni imaginarlo piltrafillas.
Por eso, desde este blog que acostumbra a caracterizarse por un tono jocoso, en el que erotismo y arte se dan la mano con el humor y la música y donde la máxima seriedad la he alcanzado en algunas entradas dedicadas a la crisis, el miedo al desempleo o la situación económica, deseo hoy pediros que no os olvidéis de víctimas como Sandra –un día podría ocurrirle algo parecido a alguno de nuestros hijos- pero sobre todo de Francisco Palo y María del Mar Bermúdez a quienes compadezco y a quienes apoyo desde aquí como padre sin conocerles absolutamente de nada.
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