Inicio mis entradas del sábado con Christian Garibaldi, un fotógrafo de New Jersey que trabajaba como técnico en Ferrari, Lotus, Maserati o Porsche y tenía su propio taller de construcción de motores para competición hasta que un día destrozó el F430 de un cliente y a punto estuvo de matarse. No tardó en decidirse por tener entre manos otro tipo de máquinas menos peligrosas y dedicarse a la fotografía. Entre sus clientes encontramos desde L’Oreal a Puma, pasando por IntelliToys o RedBull.
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