Primero de Mayo

Pues no, no lo soy. De hecho –supongo que como muchos que no lo confiesan- me encantaría ser burgués. Sin embargo admito que los postulados del socialismo basados en el reparto de la riqueza y la participación colectiva en el control de la producción me parecen éticamente irreprobables. Pero amiguitos, la naturaleza egoísta e individualista inherente en el ser humano y la tendencia a la corrupción moral da al traste sin remedio con cualquier intento de aceptar como viable la idea en un mundo como el de hoy en el que las ideas se tergiversan al servicio de la violencia pura -a las pruebas me remito- y que está dominado por conceptos tan abstractos y en ocasiones intangibles como mercados o Bruselas. Eso no quita que en un día como hoy –y más con la que está cayendo- no reivindique mi condición de trabajador asalariado recordando décadas y décadas de lucha obrera que habían conseguido otorgarnos unos derechos que en unos pocos años y sin disparar un solo tiro vamos a ver como desaparecen por el sumidero mientras las grandes fortunas del mundo aumentan sus efectivos a la vez que se incrementan los beneficios del mercado global del lujo. Y así, mientras –en palabras de Ban Ki Moon, secretario general de ese fracaso de organización conocida como las Naciones Unidas- el planeta produce alimentos más que suficientes para todos sus habitantes pero casi mil millones de personas pasan hambre a diario, y en España ya hay 5.6 millones de parados, nos enteramos de que Alan Mulally –presidente de Ford Motor Company- recibió hace un mes un paquete retributivo de 29,5 millones de dólares como premio por su labor al frente de la compañía. Vamos, como cuando el jefe te felicita dándote una palmadita en la espalda, pero a lo bestia. En fin amiguitos, que no, que no soy comunista... pero a veces me dan unas ganas.