Esperanza Aguirre

No amiguitos, pensándolo fríamente no me gusta que se ofenda a mi bandera ni a mi himno –hablo de Catalunya, se entiende- por lo que tampoco puedo justificar que se pite al himno de España sin tener en cuenta que muchos millones de personas lo tienen como propio. Otra cosa es que se pite al Príncipe, para lo que creo firmemente que la libertad de expresión ampara a todo hijo de vecino. Por otra parte, como persona que se tiene por educada, no debo aceptar que se insulte a alguien por sus ideas políticas. Ahora bien, dicen que si no quieres polvo no vayas a la era o que quien siembra vientos recoge tempestades por lo que puedo comprender –¡y de qué manera!- que ayer la monumental pitada que profirieron los espectadores presentes en la final de la Copa del Rey de fútbol hiciese inaudible el himno de España en el Vicente Calderón, aunque Televisión Española manipulase la información de manera infame cortando el sonido ambiental en ese momento, añadiendo luego el comentarista que la pitada la habían seguido una minoría de espectadores. También es comprensible que durante el partido se profiriesen gritos acusando de meretriz a la madre de Esperanza Aguirre, vamos, que a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Fuenciscla Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Murillo y Grande de España, la llamaron hija de puta. Y no sólo eso, el tag #esperanzahijadeputa se convirtió en trending topic de Twitter en España. Lo dicho, no puedo estar de acuerdo con ello, pero echando leña al fuego, provocando al personal o soltando bravuconadas cuando sabemos que Madrid falseó sus cuentas y a la vista de lo que va a costar a todos los españoles le desaguisado de Bankia, resultado de la mala gestión en Caja Madrid de los amigos de Aguirre, esta mujer se merece que le den un bofetón, ya sea político o dialéctico.