Mi primera elección del fin de semana en lo que a cine se refiere ha sido Las uvas de la muerte, un trabajo del realizador francés Jean Rollin, sobre el que me he referido en varias ocasiones como el Jesús Franco galo –no soy el único que le llama así-, aunque opino que el madrileño es muy superior como cineasta. El argumento de esta cinta fechada en 1978 nos explica como una joven parisina que viaja a un pueblecito vinícola del sur de Francia es atacada en el tren –junto a una amiga que ha conocido en el viaje- por un misterioso hombre enfermo. La amiga fallece, pero la joven Élisabeth consigue escapar y se adentra en unos viñedos envueltos en la niebla. En su huída llega al fin a un pueblecito y pide ayuda en una casona habitada por gente, digamos, rarita. Élisabeth no tardará en descubrir que las viñas de la zona están contaminadas por un peligroso pesticida que convierte a las personas en seres enloquecidos a los que se les corrompe la carne.
En realidad no os puedo contar mucho más de esta película que no os haya dicho en relación a otras obras de Rollin. Se trata de un producto de eurotrash clásico con el sello distintivo del realizador –sangre y tetas- que en esta ocasión cambió sus acostumbradas vampiras por una especie de zombies igual de sanguinarios. Protagonista gritona, efectos de maquillaje de serie Z y un guión de lo más básico caracterizan esta amena película palomitera para piltrafillas frikis que recomiendo disfrutar con un gintonic bien frío cerca.
A destacar la aparición de la guapa rubia Brigitte Lahaie –aquí acreditada como Lahaye-, mito del cine pornográfico francés de los 70 de la que los seguidores del blog ya tenéis noticia por su aparición en otras cintas de Rollin como La nuit des traquées y Fascination, de nuestro Tío Jess en Faceless o de otros realizadores, como Le couteau sous la gorge, las cuatro reseñadas en este espacio hace ya algún tiempo.
o_O
ResponderEliminaren un instante he vuelto en mi: ¡Que rica esta la Brigitte Lahaie!