Blackaria

Amiguitos, mi primera reseña de hoy es para Blackaria, una muestra de lo que podríamos llamar giallo francés, una cinta de 2010 dirigida por François Gaillard y Christophe Robin que nos presenta a una joven llamada Ángela que le cuenta a su psicoanalista los sueños recurrentes que tiene, en los que la protagonista es una vecina –Ana María, una sensual mujer con la que habló en una ocasión en la que llamó a su puerta para pedirle que bajara la música y a la que descubrió semidesnuda en compañía de otra voluptuosa joven llamada Alexandra- con la que desde entonces tiene fantasías sexuales, pero que siempre fallece horriblemente al acabar el sueño. Una noche, sintiendo que la pesadilla ha sido más real que en otras ocasiones, se presenta en su casa y descubre que su vecina ha sido brutalmente asesinada. Entonces, Ángela -aturdida por la sorpresa- rompe sin querer una bola de cristal que al parecer tiene el poder de mostrar el futuro.

La verdad es que Blackaria no es más que un producto de serie B rodado en el siglo XXI, es decir, que la calidad de imagen y sonido es actual pero tanto la historia como los personajes –ese comisario con gabardina y chupachups, por Dios bendito- o la banda sonora son típicamente seventies, con interpretaciones patéticas, mucha sangre, imágenes oníricas, pinceladas de brujería, efectos de sintetizador, muñecas, colores chillones –con profusión de rojos saturados- y algunas escenas de tinte erótico soft para aderezar el conjunto. En resumen, que en mi opinión Blackaria suspende estrepitosamente como producto original pero como homenaje a un género es una perfecta candidata a distraernos una tarde lluviosa de sábado. Recomendada sin duda.