Pies de cerdo

Amiguitos, pensaba que ya os había hablado de mis Pies de cerdo, pero buscando entre mis entradas de cocina no he sido capaz de encontrar la receta así que hoy os contaré cómo los preparo yo. Se trata de un plato bastante barato, muy fácil de preparar y que en si no engorda, algo que no es aplicable a los aderezos con los que acompañamos a los pies, que es donde acostumbra a estar la trampa calórica. En cualquier tocinería se pueden encontrar limpios y preparados para cocinar, pero yo los compro ya cocidos y cortados a la mitad. La manera sencilla y hasta cierto punto más saludable de prepararlos es la siguiente.

Poner los pies –yo hago seis mitades para dos personas- en una fuente, sazonar con sal gorda, tomillo y pimienta recién molida. Hacer un aceite de sobrasada –mezclando sobrasada y un poco de aceite de oliva hasta crear un líquido homogéneo y poco espeso- con el que untaremos los pies, y poner la fuente en el horno a 200 ºC hasta que se vean bien doraditos, dándoles la vuelta de tanto en tanto para que se cocinen por ambos lados. Antes de comerlos, poner una cucharada de allioli sobre cada uno y gratinar. Acompañar de unas patatas fritas y unos pimientos de Padrón fritos sazonados con sal gorda.

Existe una versión menos saludable –pero apetitosa a más no poder- que consiste en hornear los pies hasta que estén dorados y retirarlos. Entonces se hace un sofrito con cebolla y ajo rallados, tomate triturado, pimiento verde en trocitos pequeños, morcilla, chorizo y tacos de jamón y se junta todo –pies y sofrito- en una cazuela con caldo de ave, cociéndolo todo unos veinte minutos a fuego lento. Luego se deja reposar de un día para otro.

En ambos casos –sobre todo en el segundo-, se alcanza un placer máximo si acompañamos el plato con un buen pan crujiente y lo regamos con un vino rosado bien frío. Ya véis, soy hombre de gustos sencillos.