La fille de Dracula

Llegado el momento cinéfilo del día, os hablaré primero de La fille de Dracula, cinta de vampirismo lésbico con argumento muy poco original en el que se cuenta cómo una anciana a punto de fallecer hace llamar a su hija Louise para explicarle que desciende del conde Karlstein y traspasarle así el secreto que ha guardado durante toda su vida, la llave de la cripta en la que reposan los restos del conde, un vampiro de lo más malo. Después de visitar los restos de su difunto antepasado, Louise se hospeda en la mansión de su tío junto con su prima Karine -la hija del actual conde- y se convierte en su amante. Mientras, en la playa aparece el cadáver de una joven a la que han extraído la sangre y la policía y un reportero comenzarán a investigar.

Piltrafillas, La fille de Dracula es música jazzy, interpretaciones patéticas, localizaciones de lo más kitsch y cuerpos femeninos desnudos, los típicos elementos del cine de terror de los 70 made in Jess Franco, esta vez agitados en la coctelera para dar a luz una de las cintas -en mi opinión- más infumables del realizador madrileño. Porque sí, algunos frikis somos defensores irredentos del cine casposo de este hombre, pero es que esta película no hay por donde cogerla. ¿Tiene algo que ver Max –el actual conde- con lo que está haciendo el vampiro de la cripta? ¿Quién fallece al final envuelta en llamas y por qué el realizador no nos lo muestra? La verdad es que –si ya a veces Franco es enrevesado en sus guiones- en esta ocasión es todo tan raro que más que darnos un mensaje entre líneas, lo que parece es que al realizar el montaje se hubiesen perdido escenas. En fin, siendo sincero con vosotros no puedo más que afirmar que esto es sólo para completistas muy pero que muy fans.