Bueno piltrafillas, ya están aquí de nuevo mis acostumbradas reseñas cinematográficas del fin de semana. Y la primera película de la que os quiero hablar hoy es la coreana The housemaid, la puesta al día a cargo de Im Sang-soo de una cinta mítica de la cinematografía asiática, una cinta homónima dirigida por Kim Ki-young en 1960 que trataba de los celos y la infidelidad en el marco de una familia que contrataba a una atractiva sirvienta. En esta revisión de la original vemos como una madura ama de llaves –fantástico personaje, capital en la historia y con algunos pasajes memorables- contrata a una joven camarera llamada Lee Eun-yi como doncella en la enorme y lujosa mansión en la que sirve desde hace años y en la que vive un joven matrimonio adinerado cuya mujer está encinta esperando gemelos y su pequeña hija Nami.
Goh Hoon, un hombre de negocios enamorado de la música y el buen vino, no tardará en requerir de Eun-yi algo más que los cuidados de su hija y la limpieza del hogar, a lo que la joven –entre obligada por su posición y fascinada por la figura de su jefe- accederá iniciando una relación que todos sabemos que no puede acabar bien. Si a eso le sumamos que la madre de la joven esposa –una arpía nada dispuesta a que el futuro económico y la posición de su hija pueda peligrar- se entera de la relación alertada por la omnipresente ama de llaves, bueno amiguitos, decir que la mansión en la que tiene lugar ese trío se va a convertir en un infierno para Eun-yi es poco. Una fotografía preciosa, unas interpretaciones perfectas y un argumento cargado de violencia soterrada y sensualidad –con un par de escenas de alto contenido sexual nada zafias y muy bien resueltas con elegancia oriental- que poco a poco va adquiriendo tintes más cercanos al thriller o las cintas de terror de espíritus malignos que al género sentimental caracterizan esta The housemaid, la historia de unos personajes que cumplen su papel en la vida esperando algo a cambio aunque la humillación, la falta de dignidad o el resentimiento empañe su existencia, todo ello en un entorno pretendidamente idílico en el que la muerte acecha en cada rincón. En resumen, otro maravilloso ejemplo de buen cine surcoreano que no os debéis perder. Ah, y con final sobrecogedor incluido.
Parece que poco a poco, los guiones asiáticos, decaen en "equilibrio"... no obstante me gusta, me atrae, veremos si la veo algún día y le cuento...
ResponderEliminar¿le dice Lee Eun-yi en alguna ocasión a Goh Hoon eso de: "Señorito, mientras jodo no barro2?
:)
Pues no, creo recordar que no. Pero es que ya sabe usted que una señorita con la boca llena no debe hablar.
ResponderEliminar;)
;)
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