La segunda de las películas que he visto este fin de semana ha sido Battle girls vs. Yakuza, una cinta nipona de argumento bizarro y escenas cargadas de patadas, dedos cortados, sangre y duelos con katana protagonizada por Asami, una actriz porno –en Japón las llaman AV Idols- que también ha hecho incursiones en el cine más o menos mayoritario apareciendo en títulos como Machine Girl, Sukeban Boy o Robogeisha -de los que ya os he dado cuenta en este blog- o el que hoy me ocupa. La historia que cuenta es la de Asami –en un personaje homónimo-, antigua jefa de una banda femenina que fue traicionada por una tal Junko cuando esta se alió a un poderoso jefe yakuza a cambio de dinero para traficar con drogas utilizando los cadáveres de las integrantes de la banda. Junko dio por muerta a Asami, pero ahora –tras aparecer en el desierto y ser encontrada por la hija de un médico exhausta tras matar a un grupo de yakuzas- se unirá a un grupo de supervivientes de sus antiguas compañeras y buscará venganza.
Como veis, se trata de un argumento casi calcado a los que llevaron a la pantalla Miki Sugimoto o Reiko Ike en los años 70 en aquellas cintas pinku eiga de la saga Girl Boss –sukeban en el original- de las que ya os hablé a principios de año cuando os comenté Girl Boss Guerilla. Sin duda, Battle girls vs. Yakuza es una cinta de serie B de calidad que, más que copiar, es todo un homenaje a las producciones setenteras niponas de violencia y erotismo que tanto han inspirado una generación de japoneses y occidentales. Y si no, que se lo pregunten a Quentin Tarantino. En fin amiguitos, una agradable y amena puesta al día de un género clásico que satisfará a los amantes del pinku eiga y la cultura nipona, pero que quizás aburra a los que no se sientan atraído por todo ello.
Intente verla y la cambie por la tv...
ResponderEliminarGreat!
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