Haremos Historia

Piltrafillas, llamadme descreído, cínico, escéptico, reaccionario, aburguesado... lo que queráis, pero si lo que he visto en la Plaça Catalunya esta tarde es la simiente de la revolución social pacífica que tiene que cambiar el sistema, apaga y vámonos. Sí amiguitos, un número indeterminado de ciudadanos de buena voluntad creen sinceramente que vamos a hacer historia pero yo creo que lo que vamos hacer es el ridículo más espantoso. Ignoro qué es lo que está ocurriendo en la Puerta del Sol o en diversas plazas del país, pero lo que me he encontrado esta tarde en el centro de Barcelona me ha decepcionado. Yo también albergaba cierta ilusión, no os creáis, pero ya he visto que el camino del cambio no va por esos derroteros. Estética mayoritaria mezcla de hippies, punks, okupas y troskos de nueva hornada, anarquistas y progres reverdeciendo laureles, corrillos de megáfono con regusto a asambleas universitarias –qué tiempos aquellos-, turistas, inmigrantes subsaharianos, barceloneses curiosos con vocación de reportero dominical –ese soy yo- y algunos homeless beneficiándose de los puestos de comida. Y entre todos, algunos ilusos que con los ojos humedecidos por la emoción creían estar formando parte de la historia. Amiguitos, por no ver, no he visto ni una furgoneta de la policía. Botín, Zapatero, “la Caixa” y el sistema entero pueden dormir tranquilos, que este grupo de jóvenes bienintencionados con rastas, pantalones bombachos, chanclas y camisetas del Ché armados con rotuladores con los que escribir eslóganes sobre cartón –reciclado, por supuesto- no suponen ninguna amenaza. Lo dicho, que a lo mejor os molestan mis palabras y quizás me las tenga que tragar en breve –ya me gustaría-, pero me temo que en unos días o semanas a lo sumo todo esto se va a desinflar. En fin, que ya os aviso que –como no podía ser de otra manera- esta semana os mostraré mi reportaje sobre el movimiento 15-M en Barcelona, evidentemente tendencioso y subjetivo. Buenas noches.