Piltrafillas, hoy he asistido a la inevitable Comida de empresa de Navidad. El año pasado no asistí –fui el único de toda la empresa, con un par de cojones-, pero he llegado a la conclusión de que con ello no arreglé nada ni cambié nada y lo único que hice –aunque no me arrepiento del hecho y creo que fui consecuente con lo que en aquel momento pensaba- fue amargarme. Así pues he decidido que es mejor tomarse las cosas de otra manera y seguir trabajando sin cuestionarse las órdenes –que la cosa está muy mal-, aunque solo sea para cobrar mi nómina a final de mes. Sí amiguitos, la vida es una jungla y sólo sobreviven los más fuertes. Como dice el dicho, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Triste pero cierto.
Así pues, tras dos despidos más el mes pasado –uno de ellos en mi equipo, que llegó a cuatro personas y ahora se ha quedado en mi subalterno y yo- he decidido que debo alegrarme por no engrosar de momento las listas del paro y seguir al pie del cañón obedeciendo a los que me mandan, que son los que a la postre me dan de comer a mi y a mi familia. Así que hoy he aceptado la invitación y me he ido con los compañeros de los diferentes departamentos, el director general y el presidente. La verdad es que desde el punto de vista gastronómico la cosa no ha estado nada mal. Para empezar me he tomado una cervecita y he seguido con un crianza de La Rioja, con tostadas de brie y miel, mini-hamburguesas, queso manchego, croquetas, patatas fritas, jamón ibérico, salchichón ibérico y chorizo ibérico. He seguido con vieiras –un montón-, gambas a la plancha, cigalas a la plancha -otro montón- y berberechos naturales a la plancha, todo regado con un Raimat blanco muy, muy, muy bueno. Por si fuera poco, me he comido dos raciones de lubina al horno con patatas y una guarnición de alcachofas y berenjena fritas. De postre turrón, barquillos, helado de vainilla, lionesas de nata y chocolate caliente. Para poner la guinda han caído dos cafés y varias copas de ron añejo. Al final –como era previsible- el presidente ha contado algunos chistes, que le he reído tal y como las elementales normas del asalariado indican, y –gracias a los vapores del alcohol- le he dedicado algunas palabras al director general que espero que el lunes no me tenga en cuenta. Debo admitir que la tarde la he finalizado algo perjudicado y os confieso –children, don’t try it at home- que he vuelto a casa en coche. Por suerte ahora estoy a salvo escribiendo estas líneas en el calor de mi hogar. Ya os digo que hoy no ceno. Saludos a todos.
La madre que te pario, macho!
ResponderEliminarMe como eso, bebo eso y rio eso y exploto.
Joder que aparataje digestivo tienes!
Felicidades de este envidioso, que no tiene cena ni comida de empresa por putada de mis genes y de lo mal que esta too.
Logico que no cenes, que estes perjudicado y tal, ¿Que quieres?
...
Vale!
Pero eso es imposible, jejejejeje
Salu2
Hombre, ya que me dan por culo todo el año, al menos el día que invitan hago gasto.
ResponderEliminarY el aparataje digestivo no sé, pero que tengo una panza del quince y que hace años que no me hago una analítica por si acaso, también.
En mi empresa de incitan pero no te invitan
ResponderEliminarBueno, por lo que sé de usted, en su empresa son muchísimos más que en la mía.
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