sábado, 20 de noviembre de 2010

Correo


Piltrafillas, ayer por la tarde abrí el buzón de correo de mi edificio sin imaginar que me llevaría una gran sorpresa. Rectifico. Lo cierto es que mi caracter asocial me ha convertido en un ser adusto al que le molesta cruzarse en el ascensor con vecinos, coger el teléfono y a quien nadie envía cartas. Bueno, a lo que iba, que quien abrió el buzón en realidad fue mi esposa, dándome una carta que tenía mi nombre impreso mientras me decía con sorna: mira quién te escribe, ¿qué me has estado ocultando? Intrigado, miré aquel sobre de tamaño estándar y le di la vuelta para conocer la identidad del remitente.
Lo dicho amiguitos, una gran sorpresa es lo que me llevé cuando constaté que quienes me enviaban una carta eran los sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, congregación de los Padres Reparadores Dehonianos, que tenían a bien dirigirse a mi persona e incluso me regalaban un -¿bonito?- funcional calendario de sobremesa con la foto de la Virgen María en un lado y una colorida ilustración de la cara de Jesucristo en el otro. Pero, ¿qué quería de mi esa gente?, me pregunté, ¿acaso pretenden unirse a la Comunidad de los Piltrafillas?, ¿cómo es que unos sacerdotes de la localidad navarra de Puente la Reina tenían mis datos postales?
Comencé entonces a leer la carta. La firmaba un tal Padre José Joaquín Izurzu y la iniciaba con un educado “En primer lugar le pido disculpas por la osadia que nos hemos permitido al entrar en su casa”. Caramba, pensé, al menos estos tipos tienen más educación que las teleoperadoras de Jazztel que me telefonean insolentes a horas intempestivas turbando la paz de mi hogar con sus discursos de márketing monótonos, impersonales, tediosos y totalmente carentes de interés. Total, que sólo por eso me dio por invertir unos minutos de mi preciado tiempo en leer el resto de las palabras del Padre Izurzu. Para resumir, os diré que en el texto se explicaba el origen de la congregación, los principales ámbitos de acción de esta y se exponía -¡tate!, ahí estaba el verdadero objetivo de la misiva- la necesidad de fondos que los sacerdotes de los Sagrados Corazones tienen para llevar a cabo su apostolado. Es decir, que la cartita de marras no era más que la solicitud por escrito de mi dinero por parte del Padre Izurzu, un dinero que podía enviarles por giro postal o mediante ingresos en cuentas del BSCH o Caja Navarra. En fin piltrafillas, que los Padres Reparadores habían pinchado en hueso. Pagador de hipoteca, de coche, con hija en edad escolar, trabajando en una empresa que para decidir si me sube el sueldo lo compara con el salario mínimo de Mali... y ateo irredento. Es lo que en publicidad se llamaría equivocarse en el target. Apuesto mi púa de Steve Vai a que esta gente no tiene ni idea de a quien le están regalando calendarios. En fin, que nada, buen rollito. El Padre José Joaquín –el tío comenzaba a caerme simpático y familiar- proseguía con sus disculpas y finalizaba la petición de limosna con un “Si no se siente interesado por estos temas le ruego nos disculpe pues no era nuestra intención molestarle”. Y no piltrafilla, no me molestó en absoluto la carta, es más, me pareció de lo más correcto y estoy pensando seriamente en enviarles un correo electrónico recomendándoles que se pongan en contacto con un pequeño país europeo llamado Vaticano en el que viven uno señores que sí están muy interesados por estos temas. Que digan que van de mi parte y pregunten por un tal Josef, que el otro día pasó por Barcelona.
Lo que sí me molestó una vez más –y esa es la única y verdadera razón por la que me he decidido a escribir esta inmensa parrafada- es que mis datos habían sido cedidos a los Padres Reparadores por una empresa de Granada de nombre Datasegmento S.L. sin mi permiso y que si quería que dejasen de regalar o vender mi dirección o mi teléfono a terceros era yo quien tenía que pedírselo por escrito y aportando copia de mi DNI. ¿Es que estamos todos locos o qué?, pero si incluso me han llamado de Cetelem a la oficina, ¡a la oficina coño! Total que esta es mi queja esteril para el vacío legal que permite que nuestros datos más íntimos –por mucha Ley de Protección de Datos que haya y mandangas por el estilo que sólo sirven para penalizar a empresas y recaudar fondos cuando alguna la incumple- estén al alcance de infinidad de firmas como la tal Datasegmento que mercadean con ellas impunemente para que a través del teléfono o el correo violen nuestra intimidad entidades carroñeras a la caza de clientes o congregaciones pidiendo dádivas.

Por cierto, han sido tan amables en su carta estos sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús que no puedo por menos que publicar un link a su página. Quién sabe, a lo mejor a alguno de vosotros le interesen estos temas y sienta la necesidad de contribuir económicamente a la labor de la congregación.

5 comentarios:

  1. Dios suyo!! (de ellos, que no mío ni suyo...qué lío)
    Qué bonito!! retomar la correspondencia de papel! Los buzones han quedado para que nos notifiquen la pasta que nos quitan y además para pedirnos dinero! Ya no se abren con ilusión...qué crudeza...

    ResponderEliminar
  2. Está visto, cuando el buzón está lleno, nada nuevo se anuncia. O serán facturas o propaganda... o peticiones de limosna.

    ResponderEliminar
  3. El hambre de ventas, hijos míos, llevan a las empresas necesitadas a cometer actos impuros de acoso telefónico y misivo.
    Nada que añadir a lo que ha dicho querido hermano.
    Solo que: “Yo yo también tengo el susodicho calendario”
    Salu2

    ResponderEliminar
  4. Ahí se pudran los putos Reparadores Pederastas de Mierda esos. No pienso darle al link que propone.

    ResponderEliminar