Llegado el momento de prestar atención al mundo cinematográfico, inicio el domingo con Green Zone, una cinta que sitúa la acción en el año 2003 en plena ocupación de la ciudad de Bagdad por el ejército estadounidense, algo que en estos tiempos cobra especial protagonismo al haberse iniciado la retirada de tropas norteamericanas del suelo iraquí. Os diré que la película me ha gustado, pero no me ha aportado nada nuevo en lo que concierne a las razones del conflicto o su hipotética justificación. En ese sentido, el realizador –que repite con Matt Damon después de dirigirle en dos entregas de la saga Bourne- toma partido claramente y, aún tratándose de una cinta basada en una novela y de que él mismo ha declarado que no se trata de una historia bélica sobre el conflicto de Irak sino de un thriller ficticio que transcurre en dicha localización, lo cierto es que da la razón a los paranoicos de la conspiración al dejar claro no sólo que en ese país no había armas de destrucción masiva, sino que todo ello no fue más que un engaño orquestado por la administración Bush, con Cheney y compañía a la cabeza, para así tener la excusa perfecta para legalizar moralmente una guerra no autorizada por las Naciones Unidas contra el petróleo de Sadam Husein, un antiguo aliado de occidente, el dictador que –no lo olvidéis amiguitos- la CIA ayudó a colocar al frente de Irak.
Así, Green Zone nos cuenta las aventuras del alferez Miller –encargado al frente de su equipo de buscar por el país las WMD, siglas en inglés de las tan cacareadas armas de destrucción masiva- en su intento por dar a conocer públicamente la falta de rigor en los informes servidos por la inteligencia militar que les conducen una y otra vez a puntos en los que sólo hay polvo o almacenes vacíos. En un escenario en el que Miller -cual defensor único de la verdad-, es acosado por agentes de la CIA, grupos de operaciones especiales a las órdenes de la Secretaría de Defensa y la población hastiada de un país en ruinas mientras intenta encontrar respuestas a sus preguntas. En resumen piltrafillas, una distraída película de acción bélica para pasar la tarde en la que no debéis buscar mayor profundidad.
Así, Green Zone nos cuenta las aventuras del alferez Miller –encargado al frente de su equipo de buscar por el país las WMD, siglas en inglés de las tan cacareadas armas de destrucción masiva- en su intento por dar a conocer públicamente la falta de rigor en los informes servidos por la inteligencia militar que les conducen una y otra vez a puntos en los que sólo hay polvo o almacenes vacíos. En un escenario en el que Miller -cual defensor único de la verdad-, es acosado por agentes de la CIA, grupos de operaciones especiales a las órdenes de la Secretaría de Defensa y la población hastiada de un país en ruinas mientras intenta encontrar respuestas a sus preguntas. En resumen piltrafillas, una distraída película de acción bélica para pasar la tarde en la que no debéis buscar mayor profundidad.
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