Y la última película de la que os voy a hablar es un giallo de Mario Bava de 1971 titulado Bahía de sangre, una cinta que comienza con los primeros planos de una anciana condesa paralítica que vive sóla en su mansión a orillas de una preciosa bahía a la que alguien asesina mientras suena un melancólico piano con arreglos de cuerda y viento. Lo raro es que vemos quien es el asesino por lo que queda claro que el leit motiv de la historia no será descubir su identidad. Sin embargo todo se explica cuando minutos después el asesino es apuñalado por –esta vez sí- alguien de quien no se nos muestra su cara. Típico inicio para una cinta slasher, con primeros planos de las caras de los muertos y de sus heridas.
Bahía de sangre es una película muy atractiva visualmente en la que los protagonistas –vecinos y familiares de la condesa Federica- se irán matando unos a otros por razones relacionadas con la propiedad de los terrenos de la bahía, susceptible de ser urbanizada con el beneficio económico que ello comportaría. Es una cinta que recomiendo a los amantes del giallo de los 70, llena de sangre, violencia y algunas gotitas de erotismo casposo, que goza de un argumento especialmente enrevesado –aquí no hay un asesino sino varios- y está rodada con bastante buen gusto estético por Mario Bava, responsable también de la fotografía de esta obra que seguramente –al menos hay una escena que es calcada- sirvió de inspiración a Sean Cunningham a la hora de rodar su Viernes 13. Así pues piltrafillas, una recomendable cinta de intriga en la que la codicia y la falta de escrúpulos de los protagonistas nos llevan a un final de lo más inesperado e inverosímil.
Bahía de sangre es una película muy atractiva visualmente en la que los protagonistas –vecinos y familiares de la condesa Federica- se irán matando unos a otros por razones relacionadas con la propiedad de los terrenos de la bahía, susceptible de ser urbanizada con el beneficio económico que ello comportaría. Es una cinta que recomiendo a los amantes del giallo de los 70, llena de sangre, violencia y algunas gotitas de erotismo casposo, que goza de un argumento especialmente enrevesado –aquí no hay un asesino sino varios- y está rodada con bastante buen gusto estético por Mario Bava, responsable también de la fotografía de esta obra que seguramente –al menos hay una escena que es calcada- sirvió de inspiración a Sean Cunningham a la hora de rodar su Viernes 13. Así pues piltrafillas, una recomendable cinta de intriga en la que la codicia y la falta de escrúpulos de los protagonistas nos llevan a un final de lo más inesperado e inverosímil.
Esta sí que la he visto años ha!!! Y creo que la tengo en mi denostada colección de videocassettes!
ResponderEliminarEsta e güena, ¿eh?
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