Piltrafillas, hace ya casi dos años instauré en mis fines de semana una tradición sencilla y barata que consiste en darme una alegría el sábado por la mañana en foma de sabroso bocadillo de sardinas en escabeche con tomate y pepinillos. Tras lo habitual de la semana de trabajo en la que el desayuno se compone de cafés con leche tomados de pie o en la mesa del despacho rápidamente, me dije que era necesario que al llegar el sábado me diese un respiro y lloviese o hiciese sol, estuviese de dieta o no –algo a lo que de forma intermitente y sin resultados remarcables he sometido a mi cuerpo de manera ocasional- disfrutase bien sentadito a la mesa con el periódico al lado de una buena cerveza fría y el mencionado bocadillo. Sin embargo, aunque se trata de algo que me encanta –sardinas en escabeche o picantes-, de tanto en tanto me da por alterar ligeramente el menú y cambio el contenido del bocadillo –siempre con un pan crujiente y recién hecho- por las anchoas, el queso rulo de cabra, tiras de pimiento asado y frescas hojas de canónigos. Y hoy ha sido uno de esos días en los que he podido disfrutar de tan sabroso y sencillo aunque sublime manjar –acompañado de una Voll-Damm bien fresquita-, así que me he dicho ¿por qué no compartirlo con mis lectores?
Joeer!!justo ese es el bocadillooo!!Podías usté dedicarse a la publicidad gastronómica!! Debe haber sido feliz durante unos cuantos minutos...y la compañía espumosa fetén. Enhorabuena.
ResponderEliminarSe lo recomiendo. Eso sí, antes unte el pan con tomate, quedará más jugoso.
ResponderEliminar