Esa es la palabra amiguitos, un puto CAOS. He tardado dos horas –la primera de ellas casi sin visibilidad- para regresar del trabajo a casa, un trayecto que de ordinario no me cuesta más de veinte minutos o treinta a lo sumo. Ahora llego a casa y veo que el secretario general de la Conselleria d’Interior está dando una rueda de prensa para informar o dar explicaciones sobre todas las incidencias que aún hay en la red viaria de Catalunya, los problemas con el suministro eléctrico y las penurias en general que sufre la población catalana a causa del fuerte temporal de nieve y viento que durante el día de hoy nos ha tocado los huevos. Sin embargo echo de menos al inútil de mi alcalde. Lo siento mucho por los gerundenses o los badaloninos, pero mi ciudad es Barcelona, mis impuestos se los pago a mi Ayuntamiento y el imbécil de Jordi Hereu la ha vuelto a cagar. ¿Dónde estaba esa mezcla salina sobre las calles para evitar que la nieve cuajase? ¿dónde estaba la Guàrdia Urbana para dar paso alternativo al tráfico en esos cruces en los que –a tenor de las actitudes de algunos conductores- parecía que se acababa el mundo? He tenido que sortear vehículos atravesados en la vía pública, autobuses incluídos, he tenido que evitar a los transeúntes que caminaban por la calzada para evitar que les cayese una rama de árbol encima, he tenido que poner los cinco sentidos en la conducción para dominar los coletazos del coche al pisar trozos de hielo, he tenido que bajar las ventanillas y quitar a mano la nieve que se amontonaba junto a los cristales y sobre los retrovisores... y no he visto un puto urbano en las dos horas que he tardado en llegar a casa. Eso sí, he visto bomberos y ambulancias. En fin piltrafillas. Ah, y no os lo perdáis, cuando a las cuatro de la tarde he visto el cariz que tomaba la situación y he llamado al presidente –que ya estaba en su casa- para pedirle permiso para cerrar, se ha sorprendido preguntandome si la cosa estaba tan mal –se conoce que no estaba mirando ni las noticias ni por la ventana- y diciendo que en los países del norte de Europa no paran de trabajar con la nieve. Sólo le ha faltado decirme “venga mariquitas, ¡a trabajar!”. Total, que nos ha dicho que nos podíamos marchar a casa a las cinco y media. A las cinco he cerrado la oficina y me he ido. Y menos mal, porque a lo mejor –de haber tardado más- quizás me hubiese quedado atrapado o aún no habría llegado a casa. Quien sabe, a lo mejor mañana me arriesgo a una reprimenda.
Y no se ha encontrado usté al alcalde en el atasco??
ResponderEliminarHoy disfrutará más que nunca del calor del hogar y de sus pantunflas...
Eso si no se va la uz, que no tengo calefacción y me caliento con una mantita y una estufa eléctrica.
ResponderEliminarSólo me arrepiento de que al trabajo nunca llevo mi cámara.
Cuanto siento lo penado por Vd.
ResponderEliminarSin embargo fue una fuente de creatividad.
Véalo así o acabaremos sacrificando a nuestros ediles a los dioses.
Da igual.
Aquí se llama Fachardon y el muy jodio ni se le ve ni se le espera en un momento así.
Un abrazo desde la mayor de las complicidades del cabreo urbanita.
PD: Por cierto, ya estoy por aquí, ¡tiemble!, ¡tiemble!.