domingo, 17 de enero de 2010

Black devil doll








Amiguitos, la primera película de la sesión de tarde dominical –que incluye café cortado y copa de ron añejo- es una pequeña joya de la serie Z más bizarra mezclada –según las palabras de su propio director- con blackspoitation y una especie de Chucky amante de la música funky. Así es piltrafillas, bajando el nivel de la calidad argumental pero subiéndolo desde el punto de vista de la diversión friki hoy me he metido entre pecho y espalda –y en versión original sin subtítulos- la divertida y sexy Black devil doll, cinta que nos cuenta la historia de un convicto en la silla eléctrica cuyo espíritu posee un muñeco de ventriloquía al que se le mete una sola idea en su cabeza peinada al estilo afro y tocada por una boina de los Panteras negras, violar y matar voluptuosas mujeres blancas. Cualquier cosa que os cuente no hará honor a las imágenes de las que podréis disfrutar si os hacéis con una copia de esta película que se inicia –tras presentar al convicto ajusticiado- con unos títulos de crédito inspirados claramente en los que Maurice Binder realizaba para las cintas de James Bond aunque con calaveras, fuego e iconografía Black Panther. Black devil doll es políticamente incorrecta, provocadora, obscena y realmente distraída. Y además es de una calidad técnica que sin ser equiparable a la de las producciones mainstream de Hollywood es superior a lo que uno esperaría de ella. En fin, que aquí va un pequeño resumen de lo que la cinta ofrecerá a aquellos que decidáis disfrutarla. Lo primero que tenemos es al extremista Mubia Abul-Jama, ex-miembro del Partido Revolucionario del Poder Negro, ajusticiado en la silla eléctrica por el asesinato de 15 jóvenes blancas. En ese momento, una joven tímida llamada Heather está aburrida en su casa por lo que decide jugar con una ouija. Sin querer, lo que la joven hace es convocar al espíritu de Mubia quien poseerá el cuerpo de un muñeco de ventrílocuo con cara de pánfilo que tiene Heather en su sofá convirtiéndolo en una especie de James Brown sediento de sangre y más salido que el palo de un churrero. El tono de Black devil doll queda claro cuando lo primero que hace Heather con ese engendro es ofrecerle una cerveza y practicarle una felación. Pero el hecho no pasa desapercibido a los ojos de White-T, locutor de un programa de radio dedicado al rap y novio de Heather.




Total, que a partir de ese momento comienza una hilarante relación entre Mubia y Heather en la que White-T y los espectadores somos testigos de sus paseos comiendo helados, jugando en toboganes y columpios o a enterrarse en la arena de la playa, todo muy casto y fraternal si no fuese porque también sabemos que la chica de enormes tetas se beneficia al muñeco de todas las maneras posibles. Pero Mubia no tiene suficiente y le dice a Heather que invite a sus amigas a casa y les deje solos o la matará a ella. Siguiendo con la tónica de la cinta, las amigas rubias oxigenadas –excepto una- de grandes tetas y cortas faldas llegan a casa de Heather y lo primero que hacen es ponerse a lavar el coche –un bonito deportivo rosa- con sus cuerpos. Si os parece friki, imaginaos al muñeco masturbándose mientras las espía tras los cristales. Total, que con las chicas ya en el interior y después de ver desde el sofá –haciendo como si se tratase de un muñeco inanimado- como una de ellas les enseña a las otras su nuevo par de tetas siliconadas y de ponerse como una moto mirando como juegan todas a una caliente versión del Twister, Mubia espera hasta que Heather se ausenta antes de iniciar su plan. Así, con la pobre Heather comiendo una hamburguesa lejos de su hogar, Mubia se dedica a violar y asesinar a las chicas –y no siempre en ese orden- mientras esnifa cocaína y fuma crack en una orgía de sangre y semen. Pero White-T no está dispuesto a dejar escapar a su chica y se presenta en casa de Heather justo enmedio de la masacre. ¿Conseguirá pararle los pies al muñeco diabólico?. En fin, que no importa si os cuento que el gilipollas de White-T no tiene nada que hacer ante el violento Mubia y será únicamente una de las chicas la que le plantará cara al muñeco asesino. Claro que Mubia –en una escena que riza el rizo de lo bizarro- utilizará sus heces corrosivas para atravesar la puerta de la habitación en la que ella se refugia y le obligará a realizar todo tipo de actos sexuales antes de –efectivamente- asesinarla como a las otras. El final –lo único que no os contaré- es muy gore. En definitiva piltrafillas, una inclasificable película para pasarlo pipa con amigotes, palomitas y muchos gintonics.

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