domingo, 1 de noviembre de 2009

Duplicity






Piltrafillas, llega al blog el momento cinéfilo y la primera de las películas que he visto a lo largo de este fin de semana –y de las que os voy a hablar- ha sido Duplicity, con Julia Roberts –quien, por cierto, nació en 1967, como los buenos- y el británico Clive Owen, un tipo que cada vez me gusta más en pantalla. Las críticas decían que era ingeniosa, divertida, efervescente, deslumbrante, con un intrincado enigma, llena de suspense... y lo cierto es que no es verdad en absoluto. No me malinterpretéis, la película es –hasta cierto punto- recomendable, pero es que incluso a la cara de la Roberts le pasa algo. Si veis Duplicity ya me contaréis: o la pizpireta protagonista de Pretty Woman lleva muy mal los 42, o la encargada de maquillaje la odiaba o el director de fotografía es de un grupo de Facebook anti-Julia. De verdad, si algo tenía esta mujer era naturalidad y en esta película tiene una expresión entre acartonada y avejentada. En fin.




Lo que nos cuenta el argumento –que más que intrincado intenta ser enrevesado pero no deja de ser una historia simple- es la historia de una ex-agente de la CIA y uno del MI6 ahora reconvertidos en el mundo del espionaje industrial en el ámbito de la empresa privada mezclada con el retrato de una relación basada en la mentira y la desconfianza. ¿Puede una pareja así tener futuro?, pues la película lo mismo. El planteamiento es bueno, lo malo es que entre los dos protagonistas no existe química alguna, lo que acaba lastrando una supuesta intriga en la que las cartas se muestran –en mi opinión- demasiado pronto y de manera muy poco sutil –el final estaba cantado desde el principio de la película- provocando que, del suspense prometido por la crítica –sin duda comprada- nada de nada. Levemente distraida, discretita, simpaticona y simplemente pasable.

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