Os voy a hablar ahora de un bello automóvil alemán de principios del siglo XX. Me refiero al Horch 853, que destaca por encima del resto de modelos construidos por la marca creada en Colonia por August Horch. La verdad es que la estampa del coche ya justifica su inclusión en este espacio, pero lo cierto es que no dispongo de más información que poderos contar. Sin embargo –para los amantes de los saberes inútiles- os explicaré que cuando August se enfadó con sus socios, decidió montar otra empresa automovilística a la que no pudo dar su nombre por no disponer de los derechos registrales. Dejando a un lado tal injusticia –que uno no pueda utilizar su propio nombre porque lo hayan registrado otros, algo que en el actual mundo de la intenné suena bastante común-, el dato consiste en que basándose en que Horch coincide con el imperativo del verbo oír en alemán, se escogió la misma voz en latín para denominar a la nueva empresa. Esa palabra no es otra que AUDI, una latinización del apellido de Herr Horch, el tipo que fundó la compañía que sacó al mercado el coche que os presento hoy.
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