Cura de humildad

Si amiguitos, ayer le enseñé tres de mis fotos más preciadas de la serie Holidays in Rias Baixas a un profesional que lleva años participando –y ganando- certámenes internacionales de fotografía que además tiene gran experiencia como jurado de este tipo de eventos. Por supuesto, no le dije que eran mías y las mezclé entre otras de autores diversos para pedirle que me dijese lo que le parecían.

Pues bien piltrafillas, cuando llegó a las mías –esas que opino que son de lo mejorcito que he hecho y que vosotros me habéis alabado en ocasiones- no tuvo ni un sólo segundo de vacilación para decir “ésta no vale nada” de cada una de ellas. En lo primero en lo que pensé fue en sus muertos –es que el tío lo dijo con una soltura y un desparpajo que era ofensivo-, lo segundo fue preguntarle el porqué de su veredicto, más que nada por afán de aprender de mis errores. Pero no dije nada. Me dio tanta vergüenza que esperaré a enseñárselas de aquí a un tiempo, cuando ni recuerde haberlas visto con anterioridad y –entonces sí- le pediré que me indique los graves errores que al parecer cometí al hacerlas. Ya veis, uno se cree el nuevo Helmut Newton y luego llegan los que entienden de verdad y nos hacen añicos la ilusión.