Patrick Swayze

Bueno amiguitos, a estas alturas ya sabréis todos que ayer falleció Patrick Swayze a los –como pasa el tiempo- 57 años de edad. No os engañaré piltrafillas, a mi el bueno de Patrick nunca me pareció un buen actor. Sin embargo no se puede negar que la filmografía del tejano es más extensa que la de algunas estrellas mediocres modernas que se creen la reencarnación de Orson Welles. Pero si le dedico esta entrada in memoriam a Patrick es –más que nada- porque estoy hasta los mismísimos de ver en las notas de prensa y en televisión las fotos e imágenes de dos de los productos más cansinos, cargantes y empalagosos que la industria cinematográfica norteamericana ha dado. Me refiero a Dirty Dancing y Ghost. Con la rabia que me dan ambas cintas –lo admito, en su día las vi las dos- y todo el mundo se dedica a recordarnos que Swayze era quien las protagonizó, algo que es cierto pero que –como ya he mencionado- no son los únicos papeles que llevó a la pantalla este pobre hombre. Así que –obviando la primeriza Rebeldes de Coppola- quiero reivindicar una cinta protagonizada por este bailarín metido a actor que sí que me distrajo. Se trata de Point Break –aquí se tituló Le llaman Bodhi-, un interesante thriller ambientado en el mundo de los surfistas, que es la película por la que quiero recordarle y no por ese par de infames y edulcorados pastiches que sí, le aportaron fama y quizás dinero, pero que –en mi humilde y desautorizada opinión- le hacen un flaco favor a su imagen como artista.