Piltrafillas, la última película que he visto ha sido Traidor, un ameno e interesante thriller con terroristas islámicos e investigadores del FBI. La cinta –que toca el morboso tema del ciudadano norteamericano musulmán- nos explica como un concienzudo agente del FBI le sigue la pista a una célula integrista islámica al frente de la cual –o por lo menos bastante involucrado en ella- se encuentra Samir Horn, un antiguo soldado de operaciones especiales de origen sudanés que tras diversos problemas laborales parece haber sufrido una radicalización en cuanto a sus convicciones político-religiosas. Así pues, el mencionado agente y su equipo perseguirán a Horn y a sus compañeros de organización por todo el mundo intentando dar al traste con sus actos de terrorismo.
Piltrafillas, vaya por delante que os recomiendo que veáis Traidor, ya os he dicho que me parece muy distraída y está rodada con bastante acierto. Además, el trabajo de Don Cheadle –y en general el del resto del reparto- está logrado y transmite bastante bien los sentimientos de su personaje. Sin embargo, a quien afronte virgen este tipo de cintas quizás le sorprenda el giro de la historia a media película pero a los que como este menda que os escribe ya estamos curtidos en intrigas políticas de este tipo no nos ha cogido en absoluto por sorpresa. Así pues, tras la trampa argumental, la segunda parte de Traidor se convierte en una mera carrera entre el protagonista y el FBI en la que la única duda es saber si el agente conseguirá entorpecer los planes del terrorista. Por cierto –sin desvelaros nada-, lo de las bombas del final estaba más que cantado y era del todo previsible. No obstante me reafirmo, os recomiendo su visión siempre y cuando ni se os ocurra extraer ningún tipo de análisis sobre el islamismo o la sinceridad de la fe de algunos extremistas de tres al cuarto. Para películas profundas ya existen otros títulos, esta Traidor es mejor tomársela sólo como un divertimento.
Piltrafillas, vaya por delante que os recomiendo que veáis Traidor, ya os he dicho que me parece muy distraída y está rodada con bastante acierto. Además, el trabajo de Don Cheadle –y en general el del resto del reparto- está logrado y transmite bastante bien los sentimientos de su personaje. Sin embargo, a quien afronte virgen este tipo de cintas quizás le sorprenda el giro de la historia a media película pero a los que como este menda que os escribe ya estamos curtidos en intrigas políticas de este tipo no nos ha cogido en absoluto por sorpresa. Así pues, tras la trampa argumental, la segunda parte de Traidor se convierte en una mera carrera entre el protagonista y el FBI en la que la única duda es saber si el agente conseguirá entorpecer los planes del terrorista. Por cierto –sin desvelaros nada-, lo de las bombas del final estaba más que cantado y era del todo previsible. No obstante me reafirmo, os recomiendo su visión siempre y cuando ni se os ocurra extraer ningún tipo de análisis sobre el islamismo o la sinceridad de la fe de algunos extremistas de tres al cuarto. Para películas profundas ya existen otros títulos, esta Traidor es mejor tomársela sólo como un divertimento.
ok habrá que tomarlo en cuenta. Gracias.
ResponderEliminarSupongo que estará entretenida para mí que me gustan las pelis de acción y las policíacas.