Strippers vs. Zombies

Y la segunda es la frikada del domingo. Sí amiguitos, un fin de semana no es del todo redondo si no incluyo entre mis críticas a una buena cinta de serie Z, de esas que por salud mental –a no ser que ya se carezca de ella- no deben verse sin una buena copa de alcohol cerca. Hoy le ha tocado a Strippers vs. Zombies, una película que –a tenor de su engañoso cartel- promete escenas de lo más gore y cuerpos desnudos. Pero no es así. De las strippers apenas veremos un par de pechos y tres contoneos con tanta sensualidad como pueda tener un palo de escoba y la sangre está tan mal hecha que tampoco impresiona. La historia que nos cuenta esta infumable películilla es la de un tipo que roba en un laboratorio una sustancia experimental que acaba fumándose una puta adicta al crack, lo que la convierte en zombie. A partir de ahí quien se cruce con ella y sus compañeras infectadas acabará igual. Pero unas bailarinas y algunas personas más se refugiarán en un local de strip-tease desde el que intentarán elaborar un plan para acabar con los sanguinarios zombies.

Maquillaje patético, interpretaciones de aficionados y un desarrollo que no tiene ni tensión ni emoción ni provoca la risa ni da miedo.... en fin piltrfillas, un subproducto del género zombies rodado con ínfimo talento y escaso presupuesto al que sólo debéis dedicar vuestro tiempo si sois verdaderos frikis o estáis haciendo méritos para entrar en la hermandad. Por cierto, que la mejor escena -la única que me ha arrancado una sonrisa- se encuentra tras los créditos de reparto al finalizar la cinta. Con eso está todo dicho.