Incio el día con una entrada múltiple. En primer lugar os voy a hablar de Jamie Hewlett, un ilustrador y diseñador británico que junto a Alan Martin creó a finales de los 80 el personaje de Tank Girl. Las aventuras surreales y a veces absurdas de Rebeca, una joven de estética punk, comportamiento asalvajado y lenguaje poco correcto en un mundo futurista se publicaron en Deadline y rápidamente se hicieron eco entre los lectores de comic británicos. Su dibujo es detallista y tan desmadrado como los guiones de Martin.
A partir de entonces, el despegue de Hewlett fue imparable llegando a trabajar en la mítica publicación 2000 AD y como portadista para DC. A mediados de los 90 era ya tan famoso en el mundillo que alguien decidió llevar a Tank Girl a la gran pantalla, lo que fue un error a nivel comercial y de crítica.
Debo admitir que no conocía este personaje más que de haber visto alguna portada, por lo que no tengo ni idea –supongo que sí- de si La chica del tanque sigue fielmente alguna de las aventuras de Rebeca. El caso es que el argumento que la cinta nos cuenta es el de un mundo asolado y desértico en pleno 2033, en el que una corporación llamada Water and Power controla el almacenamiento y distribución del agua sometiendo a la humanidad y luchando contra un grupo disidente autodenominado Destripadores. En el transcurso de una redada, la corporación detiene a Rebeca, pero ésta conseguirá escapar de su cautiverio gracias a la ayuda de Jet –otra prisionera- y contactar con los Destripadores, que son unos canguros humanizados producto de un experimento.
Amiguitos, la cinta –que mezcla acción, música rock y un endiablado montaje en el que se alternan dibujos de animación y viñetas estáticas- no tiene ni pies ni cabeza y, aunque su inicio provoca cierto interés, conforme avanza se hace más y más insoportable. Sí piltrafillas, La chica del tanque es –en definitiva- un comic en imágenes que no pasa de modesta serie B. Y eso que de haber contado con más presupuesto, un reparto de estrellas, una dirección más inspirada –dicen que en un primer momento se barajó el nombre de Spielberg para llevarla al cine- y unos efectos especiales mejor logrados quizás el resultado hubiese sido más apetecible. Pero no es el caso.
En fin piltrafillas, que tampoco es cuestión de tomársela en serio. Siendo sincero, no puedo recomendaros esta obra que no ha sabido traspasar el espíritu iconoclasta e irreverente de la serie original a la pantalla. Sin embargo, lo que si puedo hacer –de ahí lo que decía al principio sobre una entrada múltiple- es dejar atrás la ilustración y el cine y adentrarme en el mundo de la música ya que Jamie Hewlett junto Damon Albarn, cantante de Blur, es el co-creador de la banda de animación Gorillaz. El estilo que cultivan estos “músicos” virtuales no es exactamente el que a mi me gusta, pero tienen algún tema –como el que os acompaño- que me resulta simpático. Así pues finalizo la primera entrada del domingo con el clip –aquí estará hasta que los señores de YouTube quieran- de Feel good Inc.
A partir de entonces, el despegue de Hewlett fue imparable llegando a trabajar en la mítica publicación 2000 AD y como portadista para DC. A mediados de los 90 era ya tan famoso en el mundillo que alguien decidió llevar a Tank Girl a la gran pantalla, lo que fue un error a nivel comercial y de crítica.
Debo admitir que no conocía este personaje más que de haber visto alguna portada, por lo que no tengo ni idea –supongo que sí- de si La chica del tanque sigue fielmente alguna de las aventuras de Rebeca. El caso es que el argumento que la cinta nos cuenta es el de un mundo asolado y desértico en pleno 2033, en el que una corporación llamada Water and Power controla el almacenamiento y distribución del agua sometiendo a la humanidad y luchando contra un grupo disidente autodenominado Destripadores. En el transcurso de una redada, la corporación detiene a Rebeca, pero ésta conseguirá escapar de su cautiverio gracias a la ayuda de Jet –otra prisionera- y contactar con los Destripadores, que son unos canguros humanizados producto de un experimento.
Amiguitos, la cinta –que mezcla acción, música rock y un endiablado montaje en el que se alternan dibujos de animación y viñetas estáticas- no tiene ni pies ni cabeza y, aunque su inicio provoca cierto interés, conforme avanza se hace más y más insoportable. Sí piltrafillas, La chica del tanque es –en definitiva- un comic en imágenes que no pasa de modesta serie B. Y eso que de haber contado con más presupuesto, un reparto de estrellas, una dirección más inspirada –dicen que en un primer momento se barajó el nombre de Spielberg para llevarla al cine- y unos efectos especiales mejor logrados quizás el resultado hubiese sido más apetecible. Pero no es el caso.
En fin piltrafillas, que tampoco es cuestión de tomársela en serio. Siendo sincero, no puedo recomendaros esta obra que no ha sabido traspasar el espíritu iconoclasta e irreverente de la serie original a la pantalla. Sin embargo, lo que si puedo hacer –de ahí lo que decía al principio sobre una entrada múltiple- es dejar atrás la ilustración y el cine y adentrarme en el mundo de la música ya que Jamie Hewlett junto Damon Albarn, cantante de Blur, es el co-creador de la banda de animación Gorillaz. El estilo que cultivan estos “músicos” virtuales no es exactamente el que a mi me gusta, pero tienen algún tema –como el que os acompaño- que me resulta simpático. Así pues finalizo la primera entrada del domingo con el clip –aquí estará hasta que los señores de YouTube quieran- de Feel good Inc.
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