La última película que he visto amiguitos es El intercambio. Supongo que quien más quien menos ya sabréis de qué va la historia. La cinta de Eastwood protagonizada por Angelina Jolie se basa en un hecho real que aconteció en Los Angeles, allá por 1928. Resulta que el hijo de la protagonista -Christine Collins, supervisora en una compañía de teléfonos- desaparece sin dejar rastro. La policía no tiene ninguna pista sobre lo sucedido, pero cuando meses más tarde aparece un niño diciendo ser el desaparecido Walter Collins, tanto la policía como el Ayuntamiento –que atraviesan un mal momento de popularidad ciudadana- dan la noticia a bombo y platillo y convocan a la prensa para que asista al reencuentro entre el niño y su madre. Lo que pasa es que Christine se da cuenta de que aquel no es su pretendido hijo. Aturdida por el instante y presionada por un capitán sin escrúpulos, la pobre mujer acaba aceptando que el pequeño que le entregan es su Walter. Sin embargo, tras pasar una noche en casa, comienza su cruzada para conseguir que no se cese en la búsqueda de su hijo y que alguien la crea, pues la policía incluso la tratará de loca antes que aceptar su vergonzoso error. Sólo un influyente reverendo presbiteriano que ha convertido su vida en una cruzada contra la corrupción policial en Los Angeles la creerá y se pondrá a su disposición para ayudarla.
En resumen, una buena película y además larga –dos horas y cuarto-, algo que hace inacabables a las películas infumables pero que se agradece cuando la historia es interesante, está bien explicada y cuenta con buenas interpretaciones. La de Angelina Jolie como madre coraje es muy convincente y demuestra que –sin ser Bette Davis-, esta mujer es algo más que una cara bonita. El resto de actores cumplen su cometido, aunque –incluso en el caso de Malkovich- se trata de personajes secundarios u orbitales al servicio de la angustiada Mrs. Collins. La fotografía me ha encantado, así como la excelente ambientación, al menos a los ojos de uno que ni ha estado en Los Angeles ni –por supuesto- fue testigo de la época en la que se desarrolla la acción. En fin amiguitos, si hace poco os recomendaba Gran Torino, hoy hago lo propio con esta El intercambio. Lo malo es que en esta no aparece en pantalla el bueno de Clint, ni encontramos –la historia no lo permite- el humor que destila la otra.
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