Bueno bueno amiguitos, esta tarde –después de muuucho tiempo- he visto una pélicula, no en mi recién estrenada pantalla plana –regalo de mi madre- tumbado cómodamente en el sofá, no sentado ante el ordenador en una silla incómoda pero demasiado gandul como para pasar a dvd el fichero... no piltrafillas, hoy he ido a un cine de esos multisalas, lleno a rebosar de gente -¿no había crisis?-, con olor a palomitas y la temperatura demasiado alta. Pero es que el maestro Eastwood se lo vale. Sí amiguitos, porque acabo de ver Gran Torino. Quizás debería esperar para hablaros de ella. La tengo aún muy reciente y eso, a veces, es malo para poder evaluar de manera objetiva lo que los ojos han visto, puede incluso que sea precipitado emitir un juicio que –además- no interesará a la mayoría de lectores de este blog. Sin embargo no me puedo resistir. No sé si es la mejor película de Eastwood, pero os recomiendo encarecidamente la visión de Gran Torino. Seguramente esta gran película tenga múltiples y profundas lecturas, pero yo sólo sé que me ha gustado mucho. Es realista, creíble –con esto ya os estoy contando demasiado- y está cargada de humor, quizás para ocultar la amargura que subyace bajo una de las capas que la cinta –cual cebolla- nos muestra. Clint Eastwood está inmenso, con profusión de primeros planos del actor y director que hablan sin palabras, representando a un perro gruñón cuyos ladridos ocultan su miedo, su arrepentimiento y su bondad. Lo dicho piltrafillas, corred a verla. Siempre habrá tiempo de encontrarle los fallos o de analizarla en profundidad. Si he de ponerle un pero, os diré que creo que el doblaje patina un poco en algunos personajes. No obstante, eso no es culpa del realizador.
Seguro que merece la pena...este Clint cada día más sabros.
ResponderEliminarHabrá que ir a comer palomitas!!!
No se arrepentirá... supongo.
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