Hace tiempo, en una de estas entradas que dedico a los automóviles que me llaman la atención de una manera u otra, os hablé del Seat 1400, un coche -cuya estampa me recordaba a los norteamericanos de los años 40 y 50- que recuerdo haber visto como taxi por las calles de mi ciudad cuando era muy pequeño. Pues bien, el modelo que la marca puso en la calle para renovarlo fue el que centra la entrada de hoy. Os voy a hablar un poco del SEAT 1500. Recuerdo perfectamente mis veranos de infancia en un pueblo de la costa catalana, cuando mi familia era la propietaria de un pequeño Simca 1000 y los vecinos de la parcela contigua tenían un lujo, amplio y enorme –quizás no lo era tanto, pero a los ojos de un niño de siete u ocho años lo parecía- SEAT 1500 de color gris. El coche, que también tenía cierto regusto a la estética norteamericana que imperaba en la época –menos redondeces y más aristas- estaba dotado de un motor que quizás no tenía toda la potencia que cabía esperar para mover el peso del vehículo, pero era muy elegante y cómodo. De hecho, al igual que su predecesor, se convirtió en el preferido de taxistas, amén de ser habitual –en su versión familiar aparecida a mediados de los 60- como coche de Policía, ambulancia o servicios funerarios. En fin piltrafillas, un innegable hito de la industria de automoción de nuestro país.
También está entre mis recuerdos, creo recordar hasta el olor que desprendían y el sonido del motor!
ResponderEliminarNoo eran gasoil?
Un post muy entrañable!
¿A que sí?. Luego el vecino del 1500 se compró un 131 Supermirafiori y mi madre pasó del Simca al Ford Fiesta. Ese fue el primero que conduje yo. ¡Hasta 140 lo ponía a veces camino de la Universidad en una zona de la autopista con un poco de bajada!
ResponderEliminarjajaja, me parece a mí que somos de la misma quinta!!!
ResponderEliminar